Celebro a Hécate,
protectora de caminos y encrucijadas,
agradable, celeste, ctónica y marina,
de azafranado peplo, sepulcral,
que entra en frenesí junto con las almas de los muertos,
hija de Perses,
amante de las soledades,
que se regocija con los ciervos,
nocturna, protectora de los perros,
reina irresistible,
acompañada de ruidos de animales,
desceñida, de aspecto irresistible,
diosa de los toros,
señora poseedora de las llaves de todo el mundo,
guía, ninfa,
nutricia de jóvenes, que vive en los montes;
suplicando a la doncella que se haga presente
en las sagradas iniciaciones,
siempre propicia para el pastor de bueyes y con ánimo grato.
miércoles, marzo 29, 2017
estaba amarrada a un pesado sillón de madera, inmovilizada por cuerdas
puestas, sin duda, por un experto. No podía moverse ni un centímetro,
estando sus piernas bien separadas, dejando ver unos labios interiores
rosados y un pubis depilado. Sus tetas eran de regular tamaño, duras y
firmes, pero luego de tocarlas comprobé que eran naturales, sin
“rellenos”. No pude resistirme a pasarle los dedos por los labios
vaginales. Suaves y húmedos. Comencé el interrogatorio.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)