jueves, octubre 31, 2019

En la mitología celta, los sidhe, o pueblos feéricos, también celebraban Samhain; en realidad parecía que ellos fueron los que patrocinaban la Fiesta de los Muertos. En la víspera de noviembre las hadas podían tomar maridos mortales y se abrían todas las grutas de las hadas para que cualquier mortal que fuera lo suficientemente valiente pudiera echar un vistazo en aquellos dominios, para admirar sus palacios llenos de tesoros. Pero eran pocos los celtas que se aventuraban voluntariamente en aquel reino encantado, sentían por las hadas un gran respeto, teñido de terror.

Samain es fiesta la más importante del calendario celta porque daba lugar a grandes reuniones de gente y a rituales de gran complejidad. La fiesta de Samain significa etimológicamente "final del verano", y refiere al momento en que deben encerrarse los rebaños dentro de los establos, lo cual es indicativo de una sociedad cuya economía se halla basada en el pastoreo de animales

La noche de Samain representa la eternidad. Es un momento en que el tiempo es abolido y el mundo del sidh (etimológicamente "paz". Es el dominio de los dioses, los héroes y los difuntos, el Otro Mundo celta) se abre al mundo de los vivos.

Simples velas eran encendidas y dejadas en las ventanas para ayudar a guiar a los espíritus de antecesores y de los amados al hogar. Se ponían más sillas en las mesas y alrededor de las chimeneas para los invitados invisibles. Se ponían manzanas en las aceras y en los caminos para los espíritus perdidos o que no tenían descendientes. En Samhain se abre el portal hacia el mundo de los muertos y es el momento perfecto para trabajar la adivinación y las invocaciones de los muertos.

 La costumbre era dejar comida y dulces fuera de sus casas y encender velas para ayudar a las almas de los muertos a encontrar el camino hacia la luz y el descanso junto al dios Sol, en las Tierras del Verano.

Al parecer, los celtas iban recogiendo alimentos por las casas para las ofrendas a sus dioses. Rituales que supuestamente incluían algún que otro sacrificio humano y para los que preparaban un gran nabo hueco con carbones encendidos dentro, representando al espíritu que creían que les otorgaba poder. En esa mágica noche de rituales, la noche de Samhain, se abría la puerta al más alla y los vivos y los muertos tenían la oportunidad de poder comunicarse.

O señora de las fases de la luna de los cielos estrellados
O señora de las flores de los prados fértiles
O señora de las mareas del lamento del océano,
Bendita Señora de la lluvia gentil;
Escucha mi canción aquí entre las piedras erguidas,
Ábreme a tu luz mística;
Ilumíname con tu tono plateado,
Quédate conmigo en mi ritual sagrado
Y ésta es la ley Invocación de los Elementos
Aire, Fuego, Agua, Tierra,
Elementos del nacimiento astral,
Le llamo hora; ¡vengan a mí!
En este círculo, correctamente dispuesto
Al seguro de ataques o de los golpes psíquicos,
Los llamo hora; ¡vengan a mí!
De la caverna y del desierto, del mar y de las colinas,
Con la vara, la lámina, el cáliz y el tentáculo,
Los llamo hora, ¡vengan a mí!
Así lo deseo, ¡y que así sea!
En ésta noche de Samhain marco tu pasaje
rey del sol, a través del crepúsculo
hacia la tierra de la juventud
también marco el pasaje de todos los que se fueron antes,
y de todos los que irán después. señora,
madre eterna, tú qué haces nacer a los caídos,
enséñame a entender que en los tiempos de mayor oscuridad
está la mayor luz.

Sabia de la luna menguante
diosa de la noche estrellada
creé éste fuego en tu caldero
para transformar aquello que me aqueja.
que las energías se reviertan:
¡de la oscuridad, luz!
¡de lo malo, bueno!
¡de la muerte, vida!