La vi en su camisa...
con arneses y cintas de cuero
bañada en sangre...
y diciendo;
"abuela, eres tu?
no me resistí a sus encantos”
le abrace,
me fascinó cuando me dijo;
"las niñas me dijeron que tenía que matar al doctor"
me miro a los ojos suspire
robándomela desatando su prisión
mental,
con un cuchillo que le obsequie,
salíamos los martes a pasear
visitando a sus amigos,
trastornando sus cuartos
pintando de sangre sobre blanco…
sus sabanas,
mi princesa reía
mientras yo era feliz de tenerla.