Habla muerte y recoge tus cosas,
ven ahora,
que quiero tus miles y tus goces
te quiero vislumbrar en el pórtico de mi casa,
ven otro día y trae tu mensaje tardío,
no olvides mi rostro, no olvides mi dirección,
aprisa encuéntrame que yo te busco también
deseando encontrarme con las cuencas vacías de tus ojos,
tan presentes en mis sentidos
como el mismo perfume de difuntos que trae tu ropa,
oscura y elegante
hermosa vestida de mortaja, es de verdad
que te vistes para matar,
lo sabes amor mío…
tu guadaña y tus manos blancas siempre me han asustado
pero aun así suplico entre mis cuchillos encontrarlas,
que me violenten la carne y me exploten el corazón
tu belleza que esta distante entre lo natural y la maravilla,
que fin hermoso si has de venir
yacer en tu cama desgarrarme la ropa encontrando tu sexo,
en el baile de esqueletos donde cortas mis hilos de plata,
mi carne te la entrego
dótame del placer
de un alma inmortal
dame la muerte en tus brazos que sonreiré
tu señora blanca, más que una nieve fría
entra por mi puerta entra a mi vida,
nunca seré el mejor amante
pero la fidelidad de mi final
en el primer día de mayo
o el ultimo de octubre
y te seguiré buscando
para entregarte mis trenzas y mis besos
los suspiros de mis noches en carmesí soledad.
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