Tan en casa sin este amor por la vida
sin el amor propio,
pasara un deseo marchándose por la mirada
encontrada en una vasija de entierro,
su mirada muerta de juguete
entrando por los ojos
se sentirá a una lucha sin nada que ganar,
despacio se vacía las lagrimas con las ilusiones
para quedar un liquido espeso en la urna funeraria,
sobre el tiempo,
figurando abismos que sacudirán aves y marejadas cubrirán las praderas
temido infierno en tu piel,
un espectador del crimen, de mi asesinato,
siempre me matas mirándome a los ojos
cada vez que mi muerte anuncia una despedida
no me mires a los ojos y me recuerdes que he muerto de verdad.
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