La
idea de la catábasis al inframundo y la anábasis o resurrección
aparece inmersa, desde la más remota antigüedad, en el marco de las
creencias funerarias de casi todas las civilizaciones del mundo. Desde que el hombre fue hombre, es decir, desde que adquirió la facultad de reflexiona
r sobre su propia existencia y tuvo conciencia del hecho de la muerte, necesitó, primero, enterrar los de spojos mortales de sus seres queridos, después,
honrar los lugares funestos o de enterramiento de los personajes notables con monumentos de entidad sobresaliente, como fueron, por ejemplo, los dólmenes y, más tarde o al mismo tiempo, alimentar la esperanza de una pervivencia en el
más allá, ante la evidente descomposición de la persona física.
creencias funerarias de casi todas las civilizaciones del mundo. Desde que el hombre fue hombre, es decir, desde que adquirió la facultad de reflexiona
r sobre su propia existencia y tuvo conciencia del hecho de la muerte, necesitó, primero, enterrar los de spojos mortales de sus seres queridos, después,
honrar los lugares funestos o de enterramiento de los personajes notables con monumentos de entidad sobresaliente, como fueron, por ejemplo, los dólmenes y, más tarde o al mismo tiempo, alimentar la esperanza de una pervivencia en el
más allá, ante la evidente descomposición de la persona física.
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