miércoles, enero 03, 2018
Si con Plácido el cineasta español Luis G. Berlanga puso el dedo en la
llaga, con El verdugo despertó la furia en pleno de la censura.
Presentado en Venecia en 1963, cuando Franco acababa de ordenar el
fusilamiento del comunista Grimau y era apodado “el verdugo”, el filme
repudia la pena de muerte y analiza cómo un hombre, víctima de la
presión social, se convierte en un asesino legal. A pesar de los
recortes que sufrió, la cinta se alzó con el Premio de la Crítica en
Venecia
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