Una faldita y una camiseta de tirantes, un tanga de hilo y su mano
deslizándose entre mis muslos. Un suspiro. Un primer pensamiento pasó
por mi cabeza para recordarme que aquello no estaba bien. Que su novio
podía entrar en cualquier momento. Yo no era así… ¿Cuándo había deseado
el orgasmo de la mano de otra mujer? No era así.
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