lunes, noviembre 20, 2017
Dos cosas van al sepulcro: La primera, el cuerpo físico; la
segunda es la personalidad humana. Esta personalidad es el vehículo a
través del cual se manifiestan los defectos, durante cada una de
nuestras existencias. El cuerpo de la personalidad, se forma durante
los primeros 7 años (en la infancia) y se robustece con las
experiencias. A veces la personalidad del muerto se pasea por el
cementerio; también suele salir de su sepulcro cuando sus dolientes la
visitan y le llevan flores. Poco a poco, la personalidad se va
desintegrando. La personalidad es energética y atómica. La personalidad
es perecedera. No existe ningún mañana para la personalidad del
difunto, ella es mortal. La personalidad no se reencarna. La
personalidad es hija de su tiempo y muere en su tiempo.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario