Húmedo lecho de muerte es tu boca devorándome cada noche. Haciendo de mi
cuerpo un mastique viejo, sin sabor. ¿Es que no puedes tragar mi
tristeza de un bocado? La he alimentado toda mi vida con las penas más
pesadas, para que juntos, en esta destrucción amorosa, caigamos pronto
hasta el fondo de nuestra tumba matrimonial
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