Hubo un tiempo/ en el
que aún no nos conocíamos./ Tú caminabas entonces/ por las mismas calles
que yo/ sin verme/ o me veías pero no me mirabas/ y yo te veía o te
miraba… Eso escribió Alberto Hernández, justas palabras en esta lirica,
en este juego desbocado por los sentimientos. ¿será? yo creo que es
verdad que destino o alguna entidad mayor no nos permite el encuentro...
una visita, un momento, una mirada, un trago, una copa de vino o un
cigarro, ¿habrá mas deseos de ello? La vida es caprichosa y largo son
sus ramas, estamos entre los senderos y caminos se bifurcan, y es todo
tan asombroso, pero en su mismo efecto caótico, que por fortuna la vida
esta aquí sin dejar de sorprendernos, como yo me sorprendo con cada
charla, con la música y las lecturas que en momento hemos compartido...
Es curioso, ¿la vida de todo hombre es como lo dijo San Agustín?; condenados a vivir días predestinados... ¿o debemos hacer lo que los héroes; luchar y enfrentarnos
a esa predestinación y derrotarla dejándonos golpear por el destino?
nunca creí en las coincidencias solo en lo inevitable... sigo pasando
hojas en mi mente intentado responder si es que algo
no nos deja realizar un encuentro. Podrá ser este caprichoso destino,
algún envidioso dios antiguo o moderno, o si solo es así como tiene que
ser, incluso la simpleza de los eventos que se desencadenan como un
vendaval no nos deja coincidir o tal vez es que las reglas están puestas
y no las sé y ¿lo que funciona aquí con nosotros es el azar y la
coincidencia?. Tanto que hablar sobre ello, pero lo
mejor es intentar seguir creando momentos... ya existirá, un encuentro,
hasta ese momento, guardare algún abrazo, tres besos y mucho cariño,
hasta luego Musa.
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