sábado, junio 10, 2006

Bolera
(pequeña noche)

En el silencio de las charlas
entre dos, un hombre una mujer,
niña doncella tan santa como absurda su saliva
en los labios del amante
diferente de convulsión
acompañan la imágenes de santos y vírgenes,
en el rostro a un inmaculado de un hombre
que desea envenenar con su cuerpo las
piernas intoxicantes de perversión
que trae esa joven
hermosa de cabellos oscuros
es bendita es virgen y demonio
repleta de rosas
como un jardín
donde se han enterrado muertos
ocasionados por asesinatos
ambos ya estamos perdidos
yo prometí no dejarte
y tu juraste amor aun dios
la imagen de madera
blindada de fe
que no te tocara jamás,
condenados por la fe de nuestros padres
hubiéramos deseado ser Judíos
no hijos de Maria,
te eh probado en las noches mientras agonizábamos
en el umbral del éxtasis
repitiendo de memoria el génesis de la vida
el pecado original
ese que tanto habéis de temer según los dogmas
que aprendimos en los claustros oscuros
milenarios llenos de superstición
abriéndole la puerta a la magia
la del verdadero amor,
un amor hereje acusado
con el filo de la navaja asesinado,
ahora suicidamos nuestra convicción
sin perder la fe
yo encontré a mi virgen
en una joven de 17 inviernos
que canta cuando gime
que baila cuando ama
tu habéis encontrado a tu dios
en el cabello inverosímil
proscrito que ha robado
el tesoro mas grande
del monasterio,
somos niños sin moral haciéndose adultos
coincidiendo en creer que si esto fuera pecado
jamás fuimos santos y condenados al infierno
desde el nacimiento de nuestros ancestros
pero creemos que esto es el cielo
cada vez que estamos juntos
violando las leyes
trasgrediendo la realidad
con la magia de tus ojos,
con el sentido de tu respiración en un ritmo exiatico,
con el aliento en mi pecho,
que termina a veces en mis labios
decorando mi lengua que busca la tuya
ante el inevitable advenimiento de probar tu piel
con mis cinco sentidos
y un par mas,
ya no soy un sacerdote,
eh dejado
de ser un hombre santo
ni judío o musulmán solo profeta de tu imagen
virgen hermosa
postrada en una cama y habitación
de ningún santuario masque mi casa,
tus caricias no mueren cuando se han detenido
yo te digo hermosa
el cielo no esta arriba se encuentra en la tierra
entre tus pechos profanos y tu vientre divino
que el negro de mi habito
sea la cama para que duermas
todas las noches
derrumbando supersticiones y tabúes
afirmando que nos importa poco caer en los infiernos
ya que después de todo
encontrar el cielo
es un consuelo y después de saberte
a ti se que no existe dios mas grande que mi
doncella de 17 inviernos
la niña moza mujer,
que me bautizó de tentado a verdadero santo
siendo eternamente un ángel
cursi y melancólico
para una princesa que solo puedo
llamar amor,
mi pequeña noche.