martes, septiembre 26, 2017

L'art no és la vida.

Ni tampoc el riu que se'ns endú,
sinó una imatge immòbil d'ell mateix sobre una superfície
que corre molt de pressa i amb la qual, constantment,
la vida intenta mantenir-se al pas.
Cada poema un paso hacia la muerte, yo comprendo la vida a través de la literatura y, a su vez, comprendo la muerte. La espero. Desde siempre, me alimento por la savia de mi desdicha. La esperó la Ciudad de México, tal vez en Barna o en un Barranco de Galicia como tantas veces he soñado, pero le espero rodeado por mi música, por mis libros y mis autores, que más que autores son compañeros de viaje —Pizarnick, Panero, Cèline, Machado, Mauriac, Apollinaire, Valery Larbaud, Cave, cohen Dylan, Cash, Smith, Curtis, morrison, que son vecinos residenciales en mi castillo de la memoria, adornado por los retratos de las musas que he visto.