Que dos y dos sean necesariamente cuatro, es una opinión que muchos
compartimos. Pero si alguien sinceramente piensa otra cosa, que lo diga.
Aquí no nos asombramos de nada.
Antonio Machado
viernes, febrero 10, 2017
Desandar lo aprendido
hasta reconocerme silencio,
deshacer la luz
para volverme espuma,
creer que en los perfiles de tu nombre
se suceden las mareas,
que en la cadencia de tus manos
renace mi deseo.
Habitar en las certezas
que recorren tu vientre,
en los caminos
que transparenta la memoria,
en los espejos
que toman forma en mi voz.
hasta reconocerme silencio,
deshacer la luz
para volverme espuma,
creer que en los perfiles de tu nombre
se suceden las mareas,
que en la cadencia de tus manos
renace mi deseo.
Habitar en las certezas
que recorren tu vientre,
en los caminos
que transparenta la memoria,
en los espejos
que toman forma en mi voz.
Me asomo con cuidado al fondo del pasillo:
en la oscuridad diviso su perfil corcovado,
su andar pesado, tan extraño al día soleado,
su ventear ruidoso y sus ciegos ojos amarillos.
en la oscuridad diviso su perfil corcovado,
su andar pesado, tan extraño al día soleado,
su ventear ruidoso y sus ciegos ojos amarillos.
Me acerco con mucha cautela y miro su pelaje,
las huellas que el tiempo imprimió en sus manos;
su aliento antiguo, exhalado de fondo de pantano
y sus feos pies, marcados por caminos y por viajes.
Se me concedió verlo por un inexplicable arcano;
ahora ya veo sus manchas, y lo miro yo tan viejo
tan glotón, voraz, tan extraño a todo lo humano,
que de lo humano parece sólo un risible reflejo;
muy cerca ya, lo tengo ya al alcance de la mano
y me miro expectante, al fondo opaco del espejo.
las huellas que el tiempo imprimió en sus manos;
su aliento antiguo, exhalado de fondo de pantano
y sus feos pies, marcados por caminos y por viajes.
Se me concedió verlo por un inexplicable arcano;
ahora ya veo sus manchas, y lo miro yo tan viejo
tan glotón, voraz, tan extraño a todo lo humano,
que de lo humano parece sólo un risible reflejo;
muy cerca ya, lo tengo ya al alcance de la mano
y me miro expectante, al fondo opaco del espejo.
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