La gente no quiere saber por qué pasó nada, sólo qué pasó y que el mundo
está lleno de imprudencias, peligros, amenazas y mala suerte que a
nosotros nos rozan y en cambio alcanzan y matan a nuestros semejantes.
Se convive sin problemas con mil misterios irresueltos que nos ocupan
diez minutos por la mañana y a continuación se olvidan sin dejarnos
escozor ni rastro. Precisamos no ahondar en nada, que se nos desvíe la
atención de una cosa a otra y que se nos renueven las desgracias ajenas,
como si después de cada una pensáramos: 'Ya, qué espanto, ¿de qué
horrores nos hemos librado?' A diario necesitamos sentirnos, por
contraste, supervivientes inmortales
En
nuestra verdadera y dichosa esencia de mente sabemos que todo está bien
para siempre y para siempre y para siempre… escucha el silencio dentro
de la ilusión del mundo, y recordarás la lección que olvidaste. Todo es
una sola vasta cosa despierta. Nunca
realmente nacimos, nunca realmente moriremos. No tiene que ver con una
idea imaginaria de un ser personal otros seres, muchos seres en todos
lados: ser es sólo una idea, una idea mortal. Aquello que pasa hacia
todas las cosas es una sola cosa. Es un sueño que ya acabó.