Ojalá en el tiempo que dura la vida,
en esa frágil unión de sentimientos
envuelta en carne que quiere escapar
explotar en éxtasis,
bastase el amor para desterrar a aquél que nos derrite los ojos
para negarse a el olvido y su terrible poder,
a aquel soberano absoluto que lucha contra el recuerdo
una de las formas de nombrar al amor
el que puede vencer a la muerte,
en la batalla del día contra la noche
el sol vence a la muerte y renace con él un nuevo día,
que bella mentira se juega en el cielo
ese acuerdo de fuerzas poderosas
de igual forma; el sol es la muerte,
como la muerte es luz,
uno es luminoso y otro oscuro,
como los dioses antiguos en su dualidad,
ambos se postran sobre nuestra cabeza y vigilan nuestros pasos,
imponiéndose con su capacidad de fin y principio,
¿se vencen o ceden?
ojalá bastase el amor para no fallecer ante del sol maligno,
esperamos y seguimos dignos
esperando a la primavera,
que ha venido a entregar la esperanza de que vendrá un invierno
cautivante y perfecto,
es así este mundo
intenso en la nostalgia de rendirse en ante los ciclos,
agradan,
no siempre se puede estar arriba en la rueda de fortuna
es mejor seguir como un altar viviente
una diosa, una niña
y convertir en viento a todo aquel que se refugié
en mis brazos.