"Fumo mucho.
En el cenicero hay ideas y poemas y voces de amigos
que no tengo. Y tengo la boca llena de sangre, y sangre que sale de las
grietas de mi cráneo. Y toda mi alma sabe a sangre, sangre fresca no sé
si de cerdo o de hombre que soy, en toda mi alma acuchillada por mujeres
y niños que se mueven ingenuos, torpes, en esta vida que yace.
Me
palpo el pecho de pronto, nervioso, y no siento un corazón. No hay, no
existe en nadie esa cosa que llaman corazón sino quizá en el alcohol, en
esa sangre que yo bebo y que es la sangre de Cristo, la única sangre en
este mundo que no existe..."
La canción del Croupier del Mississippi.
L.M.P