miércoles, mayo 02, 2007

Silencio



Me condeno a la muerte, y cada luna nueva enciendo fuego, para que los espíritus perdidos vengan a mí, alguno de ellos se alimentara, y me dejara despojado de vida, algunos otros solo miraran y se marcharan, las noches así saben a miedo, mi cuerpo colapsa, me canso y tiemblo, pero mi mente aun es fuerte, pero ya harta ya agotada, no aguantara mucho, comenzare con fuego y sangre, tal vez así sea mejor homenaje, ritual antiguo para los muertos, el pasado me come, siempre… padezco desprendimiento de alma, se quiere marchar ya no me soporta, tengo que luchar cada vez con el echo de que la gente se cansa de mi, y me dejan solo, o es que me autoconsumo, en mi, es un auto boicot y yo soy el culpable, será lo que sea, no puedo darme el lujo de cometer errores y alejar ala poca gente que tengo, será lastima, será aquel experimento antropológico que comenzó la chica de los rizos, no importa eso cuando nadie te quiere escuchar, ya ni siquiera el sonido de los insectos, o el ladrido de los perros cuando camino por la calle, solo silencio y grises tonos de vida, será que enciendo fuego para señalarle a la muerte pase por mi, será que necesito se consuma mi desgracia, todo el tiempo, todos los instantes valen para una sola cosa, sino entiendes que no existe mejor vida que la que podría tener contigo… pero eso ya es imposible, solo soy yo y eso es mucho menos de lo que cualquier persona puede tirar y despojar al primer suspiro, ahora me lamento yo, y mi culpa, conmigo el pecado de no ser un gran tipo, ni tener virtudes, solo defectos, enciendo velas y sueño con el fuego, a veces quemándome en un hoguera, es la fiesta de mi despedida, y esas los cirios que han encendido losa trabajadores de la funeraria, el fuego del sueño es el fuego que quema mi cuerpo cuando me creman, mientras mi alma sonríe de haberse desprendido de mi, seguro ahora estará en algún lugar mejor, con alguien mejor, que conmigo…

Hoy siento la soledad, la tristeza, caigo fondo, sumando, decepciones, y ya siento el gozo de saberme poseedor da nada, como una veladora apagada en el atrio de la mas vieja catedral, la abandonada, la olvidada, la que muere cada día.