lunes, abril 06, 2015

Rumores

   Después de que la princesa lo curó, la salud de Nathaniel comenzó a restablecerse rápidamente, sin embargo así como físicamente se iba fortaleciendo su estado anímico decaía cada vez más. Ademar estaba preocupado, no tenía a donde ir durante sus vacaciones después de la prueba de nivel así que podía acompañar al elfo lo quedaba de la semana, pero eso no parecía ser de utilidad; pensó entonces que quizá al pelimorado le reconfortaría tener sus cosas de regreso, lo había visto apasionarse creando y hablando de artefactos, así que le regresaría la mochila llena con los cuadernos de notas que le dejó como herencia. Además de innumerables anotaciones sobre hechizos, proyectos de construcción de artilugios, planos, catálogos de hiervas, instrucciones para preparar pociones y crear piedras mágicas, también había anotaciones personales, escritas en idioma común, élfico e idioma de licántropos. El tritón se convenció de que sin duda alguna, regresarle aquellas cosas era lo mejor, así que se encaminó a la corte de los milagros.

   Por obvias razones no podía guardar aquellos cuadernos en su habitación, así que se dirigió a sacarlos de su escondite en la biblioteca de la corte. No pudo evitar darle un vistazo al espejo de las misiones, le parecía una forma de ver que tal iba la situación con los no-muertos fuera de Arcania. Mientras observaba encontró una que llamó su atención, se trataba de llevar un cargamento a una aldea al norte de Thesia. La oportunidad de hacer aquella misión tenía un par de buenas posibilidades:  ayudar a los aldeanos de Catamien y a Nathaniel, tal vez sacándolo a turistear  se despejaría un poco; después de todo los guardianes salían de Arcania durante sus vacaciones,  el que llevara con él al elfo y el cargamento le daba un toque especial.  Tomó a su buen amigo de los establos y fue por el pelimorado, que si bien no se complacía de salir, tampoco opuso resistencia para acompañar al tritón.

   Viajaron veloces haciendo solo un par de escalas en Doran y Galeth, de allí se orientaron directamente al lago Whiter acampando en la ribera. Las estrellas brillaban en el firmamento y Ademar entró al agua helada sin ningún problema. Buceó un poco y consiguió algunos peces para que el elfo los asara en la fogata del improvisado campamento.

- Creo  que lo que más me gusta del exterior es poder ver el cielo. -Dijo el tritón contemplando las estrellas.- Siempre parece que es el mismo, pero nunca deja de cambiar...
- Supongo -dijo secamente el elfo y se tumbó de espaldas cerrando los ojos.
- Nathaniel... yo... lo lamento ...
- ¿Qué lamentas? -preguntó sin abrir los ojos o moverse.
- Lamento ser culpable de tu estado actual, si yo hubiera...
- "Hubiera" existe, pero no sirve de nada si solo usas para atormentarte, en lo futuro toma lo que consideras errores y prende de ellos.
- Yo...
- Fin de la conversación . -interrumpió el pelimorado.

   A partir de ese momento el silencio reinó entre los dos, Ademar quería devolverle la mochila con sus notas, pero no había encontrado el momento y ahora no se atrevía a abrir la boca. No sabía si Nathaniel estaba triste, enojado o solo indiferente, desde antes su expresión era adusta, pero había ocasiones en que esa fachada se quebrantaba y dejaba ver sus sentimientos, ahora parecía que se había quedado perpetuamente con esa imagen.

   Llegaron a su destino a media mañana, los ángeles del lugar recibieron de buen agrado a los recién llegados, estaban gustosos de tenerlos allí, los invitaron a quedarse el tiempo que quisieran y no parecieron incomodarse con la actitud indiferente de Nathaniel. Una hermosa ángel de alas café llamada Arleth, quien parecía ser  la líder de aquella aldea los invitó a quedarse en su casa y sin aceptar un  no por respuesta los hizo instalarse en una pequeña habitación.

-Estamos muy agradecidos por la respuesta positiva de Arcania, por un momento pensamos que al no tener casi ningún problema con los no-muertos, la petición de medicamentos contra la corrupción les parecería ridícula. -Dijo Arleth mientras les servía a sus invitados el té de medio día. Ademar permaneció en silencio, lo que hizo que la ángel se diera cuenta de que no le arrancaría palabra si no lo invitaba a hablar.- ¿Qué piensas tú de eso joven guardián?
- No creo que querer estar prevenido sea algo ridículo, es mejor tenerlos y no necesitarlos que necesitarlos y no tenerlos.-sonrió amablemente.
- Es precisamente lo que pensamos... -la atención de Arleth se centró ahora en Nathaniel quien miraba a la montaña por la ventana con la taza de té en sus manos.- Si me permiten decirlo, creo que deberían quedarse hasta que sus ideas estén en orden.

   Por respuesta el elfo dejó la taza de té en la mesita de noche y abandonó el lugar sin decir palabra; salió de la casa y se alejó encaminándose a las montañas cercanas a la frontera con el reino humano. Ademar se puso de pie dispuesto a seguirlo, temiendo que quizá seguiría avanzando hasta la frontera y se metiera intencionalmente en problemas con los mortales. Durante el camino leyó un poco de las  anotaciones personales del elfo con la intención de entenderlo un poco más y ahora estaba aún más preocupado por él. Con una sonrisa apaciguadora Arleth invitó al tritón a quedarse un poco más.

- Tu amigo parece estar atrapado en medio de una tormenta de sentimiento difíciles, pero se nota que  no haría nada en contra de sí mismo... no mientras esté en medio de la incertidumbre.
- Quiero ayudarlo, pero no sé qué hacer.-Suspiró el tritón.
- Hay problemas que cada persona debe resolver sola, sin embargo un buen amigo puede darnos un empujoncito para ayudarnos a avanzar de nuevo.
-¿Cómo se hace eso?
-Averigua lo que detiene a tu amigo, si esta en tu poder ayúdalo a resolverlo, de no ser así demuéstrale que aunque no puedes hacer nada, no está solo.
- Lo intentaré... muchas gracias. - Ademar hizo una reverdecía y tomando la mochila salió en busca del elfo.    

   Nathaniel era más ligero de lo que parecía, se desplazaba a una velocidad que no se esperaría de alguien de apariencia tan fornida. El tritón tuvo que correr con todo lo que tenía para lograr verlo a la distancia, estaba muy cerca de la falda de la montaña y al parecer se dio cuenta de que era seguido porque se detuvo a esperar a su compañero de viaje. El elfo miraba la vegetación  que comenzaba a escasear en esa época del año, la cercanía del otoño comenzaba a dibujar un escenario más árido de lo que esperaba encontrar. Se sentó en un piedra y su atención se enfocó en una arboleda cercana, mientras contemplaba algunas de las hojas secas caer con gracia , Ademar llegó hasta él casi ahogándose y se tendió en el piso agotado.

-Pensé que tanta urgencia para alcanzarme era porque tenías algo que decirme. -Dijo el elfo sin despegar la vista de uno de los árboles.        
-Solo quería... acompañarte... y regresarte esto. -El tritón le ofreció la pesada mochila llena con los cuadernillos de apuntes, pero Nathaniel no hizo el menor intento de tomarla.- Pesé que quizá los querrías de regreso.
-No quiero nada, son tu herencia, ya son tuyos si no los quieres deshazte de ellos...
-Pero estas aquí, pensé que...
-¿Qué pasa contigo? -le interrumpió secamente.- ¿acaso viste a Laila tratando de regresarme el collar que le dejé? cuando alguien te da algo es de muy mal gusto devolverlo.
- Solo quería animarte.
-No necesito animo, necesito paz.
-Si crees que la encontraras en la montaña podemos ir... -dijo el joven levantándose. -Haré lo que sea para ayudarte, no quiero que sigas triste.
-¿Quién dice que estoy triste?  estoy a punto de reventar de rabia ¿cómo puedes creer que estoy triste?
-Tú estás triste aunque tal vez no te has dado cuenta, lo he visto... en tus notas - se sonrojó al pensar que estaba siendo demasiado entrometido.

   La expresión del elfo no cambio en absoluto, su imperturbable mascara de frialdad seguía sin mella alguna aun después de lo que dijo el tritón. El sonido de crujir de hojas distrajo a ambos, buscaron con la mira el origen del sonido y descubrieron a una ángel corriendo hacia ellos. Los cabellos platinados de aquella chica contrastaban con sus alas negras, aunque Nathaniel permanecía impasible, al verla, Ademar no pudo reprimir un expresión de desagrado, pero intentó hacerla desaparecer antes de que la chica llegara a plantarse en medio de los dos.  

-Un pajarito me dijo que un licántropo y un humano estaban merodeando por aquí...- miró a uno y al otro estudiándolos para después clavar su mirada marrón en Ademar.- parece que no sabe distinguir entre un elfo y un lobo, pero tú tal vez...
-Es del mundo de las sirenas, así que no hay extranjeros de otro reino ni  nada interesante que ver.-la interrumpió Nathaniel. -Si nos permites, estábamos hablando de algo personal y nos gustaría que nos dieras espacio para continuar.
- Lo siento mucho, pero si hay algo muy interesante... Un elfo que sí parece un licántropo y una sirena es algo que no veo todos los días.
-Bueno, si le complace podría seguir viéndonos a nuestro regreso... -dijo Ademar en tono conciliador.- pensamos subir a la montaña y regresar más tarde a Catamien tal vez nos veamos allí.

   Dicho eso los compañeros se dispusieron a avanzar y dejar a la chica allí, pero ella les tomó las manos deteniéndolos. Nathaniel miró la mano con la que la ángel lo sujetaba de forma glaciar, Ademar inmediatamente libero la suya algo sonrojado, pero aquella muchacha no pareció dar importancia a ninguna de esas reacciones.  

-¡No deben ir allí!  ¿Qué no lo han escuchado? Allá hay una aldea donde los humanos tienen un terrible demonio, dicen que es tan poderoso que lo veneran como a un Dios - preguntó y respondió sin dar tiempo a que los luminosos dijeran nada.- Otros dirán que es imposible, lo juzgan casi ridículo porque creen que Balthazar no permitiría que lago así pasara,  pero piénselo... los humanos son impredecibles y no creo que el tal Bal sea tan infalible que no se le escape nada, podría ser verdad.
-Tal cosa no es ni de mi incumbencia, ni de mi interés, ahora suelta mi mano y déjanos solos. -Replicó Nathaniel.
-Si se empeñan en ir, iré con ustedes, así podré ver si el rumor es verdad o no. -Dijo la muchacha sin hacer caso al elfo.
- Olvídalo, mejor me regreso, no estoy para tolerar más acompañantes indeseados. -Con una sacudida un tanto violenta el pelimorado liberó su mano y dio media vuelta para regresar a la aldea.
-Vamos tú y yo chico.
-Creo que está siendo demasiado familiar con un par de desconocidos, eso es peligroso. -respondió

   Ademar comenzando a andar detrás del elfo. La chica los persiguió haciendo toda clase de preguntas, que aunque hubieran estado dispuestos a responder no hubiera sido posible porque ella no se callaba. Aunque el elfo actuaba como si fuera solo, la paciencia de Ademar estaba algo frágil en ese momento  y la chica comenzaba a exasperarlo. Fueron salvados por Arleth, que al ver a su par de invitados acosados por la chica no dudo en ir a su rescate, se acercó con una enorme sonrisa y en cuanto estuvo junto a ellos puso su mano sobre el hombro de la ángel.

-Querida Raquel, deja de incomodar a nuestros invitados. Han tenido un largo viaje desde Arcania y lo que menos necesitan es...
-¿Son guardianes? lo hubieran dicho antes, estoy muriendo por saber... -Un fuerte apretón por parte de Arleth logró callar momentáneamente a la chica.
-No cometas ni una impertinencia más, guarda un poco de respeto y no repitas más cosas desagradables por favor... ve a casa y prepárate para tu presentación -Dijo Arleth con un tono severo que pareció sorprender a Ademar, pero el tritón no intervino porque estaba aliviado al ver que la chica se retiraba.

   Durante la noche los visitantes fueron invitados a lo que parecía una asamblea, todos los habitantes de la aldea estaban reunidos al aire libre. Esperaban sentados en bancas que formaban un semicírculo al rededor de un pequeño escenario, la acústica del lugar estaba maximizada con una estructura en forma de concha que llamó la atención del tritón. Pronto Arleth subió a escena comenzado con la exposición de eventos de esa noche. Cada familia en la aldea parecía tener una hermosa presentación que manifestar, hubo poesía, música, baile e incluso pequeñas representaciones teatrales. Si el elfo gustaba de todo aquello o no, era imposible saberlo, pues contemplaba con expresión inmutable cada  muestra artística. Como última presentación Raquel comenzó a tocar la flauta entonado una melodía bastante complicada, cuando terminó el público no dejó esperar un estallido de aplausos y mientras la chica hacía reverencias,  Ademar   buscó con la mirada a su acompañante y abrió la boca con intención de decirle lo que pensaba, pero Nathaniel lo interrumpió.

-No te atrevas a decir nada, no sabes lo que pienso y menos lo que siento.
-Crees que no hay una razón para vivir-dijo el joven guardián llenándose de valor.- respecto a lo que sientes creo que...
-¡Muchas gracias!-dijo Raquel cuando los aplausos aminoraron y señaló a Ademar con su flauta.- Tenemos a alguien del reino de las sirenas como invitado, creo que sería un desperdicio si desaprovechamos la oportunidad de escuchar un canción del mundo acuático.

   Los presentes se emocionaron de inmediato con la idea, solo Arleth frunció el ceño y negó con la cabeza viendo a la de alas negras con reproche, los más cercanos a Ademar lo invitaban a subir al escenario mientras el joven totalmente sonrojado negaba conocer alguna canción que fuera propia para línea que había seguido el evento, pero no dejaban de insistir. El tritón volteó a ver al elfo como esperando que lo rescatara, sin embargo cuando sus miradas se unieron descubrió que obtendría lo contrario, por fin una pequeña fisura en su máscara dejó ver en los ojos de Nathaniel una vibra de desafío para el tritón.

- No creo que sea importante seguir con lo que ellos hacían, ellos quieren oírte cantar ... y yo...-Dijo el elfo arrebatando una guitarra a alguien cercano. - quiero ver si de verdad puedes seguirme.

   Sin ser requerido Nathaniel subió al escenario, con un "largo" que todos pudieron escuchar echó a Raquel de su lugar y sentándose en su banquillo comenzó a improvisar un acorde solo digitalizando, cuando estuvo convencido comenzó a tocar observando a Ademar a los ojos; sosteniéndole la mirada el guardián comenzó a cantar lo primero que se le ocurrió, teniendo en mente lo que creía que estaba  sintiendo el elfo.    

"Perdí mis manos por querer
tocarte siempre
perdí mis brazos por creer
que siempre estarías aquí

O lo viví ¿o lo soñé?
o lo viví ¿o lo viví?

Perdí mis piernas por andar
sobre tus pasos
y en el fracaso me quedé
y nunca más me iré

O lo viví ¿o lo soñé?
o lo viví ¿o lo viví?

Porque cada vez que te alejas
me dejas de sangrar
Porque vez que te largas me arrancas
me descarnas

No, ya no hay más, ya no hay más
ya cortaste mis brazos mis piernas y ya no doy más
ya no hay más
ya mi carne se encuentra contigo
en otro lugar

Perdí la forma de poder
acariciarte
sólo la boca me quedó
para llamarte

O lo viví ¿o lo soñé?
o lo viví ¿o lo viví?

Sálvame, no me dejes sangrar
ya no queda más
no me dejes sangrar
sangrar, sangrar

Porque cada vez que te alejas
me dejas de sangrar
Porque cada vez que te largas me arrancas
me descarnas

No, ya no hay más, ya no hay más
ya cortaste mis brazos mis piernas y ya no doy más
ya no hay más
ya mi carne se encuentra contigo
en otro lugar"

   La canción se acopló perfectamente al ritmo de la guitarra, si bien Ademar no contaba con una voz impresionante, el sentimiento que imprimía a su balada podía sorprender a interpretes de mayor calibre que él. Al terminar la canción Nathaniel se puso en pie y arrojó la guitarra de regreso a su dueño, bajó del escenario si palabras, con su máscara de frialdad bien colocada, pero de alguna manera sus movimientos resultaban algo amenazadores y por eso los que estaban en su camino le cedían el paso rápidamente. Ademar se inclinó disculpándose y fue tras el elfo, entonces alguien reaccionó y comenzó a aplaudir, los demás se le fueron uniendo hasta que los aplausos resonaron como una lluvia en aumento, lo que provocó que el guardián se sonrojara, pero no se detuvo. En medio de la oscuridad de la noche intentó darle alcance a su compañero quien salió de la aldea en dirección opuesta al camino de regreso a Arcania.
Ademar estaba titubeante, no sabía si llamarlo, alcanzarlo o solo seguirlo, sin embargo no pudo hacer ninguna de esas cosas; así como él iba tras el pelimorado, el tritón era seguido por  Raquel, solo que ella no vaciló ni un instante en llamarlo al ver que no podía alcanzarlo.

-¡Espera guardián! -Gritó la ángel mientras seguía corriendo hasta él. -No puedes irte sin aclarar mis dudas....   tengo que saber sobre los rumores que escuche...

Ademar se detuvo y se giró para ver a la insistente muchacha, incluso Nathaniel también se detuvo al escuchar la palabra rumor, sin darse cuenta rompió por fin aquella fachada que le acompaño por tanto tiempo, nadie lo vio en la oscuridad, pero frunció con molestia el entrecejo.

-Yo no tengo nada que decir señorita. -dijo el guardián cuando la de las alas oscuras se puso frente a él. -  Los rumores son para chismosos.
-No tienes que decirme rumores, solo quiero saber si has visto si son verdad o no.
-¿A qué se refiere?
-Eres un guardián de Arcania, tienes que haberlo visto con tus propios ojos.
-Sigo sin comprender...
-A los rumores sobre la princesa ¿Alguna vez la has visto?
-La princesa es mi amiga y no sé qué rumores hay ni me importa, solo puedo decirte que ella es una persona gentil y maravillosa... si me permites -El tritón trató de ir a donde estaba Nathaniel escuchándolos, pero la chica lo detuvo.
-Entonces, si de verdad es tu amiga debes saber. -lo miró seriamente a los ojos- ¿Qué fue a hacer la princesa con un pésimo disfraz al reino oscuro?
-¿De qué estás hablando?
-Hace tiempo un amigo comerciante de Doran la vio en su caravana, dijo que la reconoció al instante aunque llevaba el cabello negro, si en verdad eres su amigo sabes la razón por la que fue al reino oscuro...  ¿no lo sabías? entonces no creo que seas alguien en quien confíe...

   Ademar la miró con una expresión indescifrable por unos segundos, hizo un repaso de acontecimientos y recordó aquella vacaciones que la princesa había tomado, recordó que la había visto cuando volvió, estaba algo bronceada y le preguntó si había ido a la playa... la mirada del peliazul se torno en tristeza, guardo silencio y bajó la vista al piso al recordar la respuesta que recibió en aquel momento.

-¡Hey! pero de cualquier manera eres un guardián, volvamos a lo de los rumores. - la peliblanca lo hizo levantar su mirada pues quería leer su reacción para estar segura de que no le mintiera. - Se dice que tiene un amante, que llegó como  otro guardián como tú, que se la pasan metidos en la habitación de la princesa  y que fue introducido a la lista de pretendientes hasta mucho después, cuando los descubrieron porque ella abandonó sus obligaciones por ir a pasearse con él a...

   La ángel no pudo terminar la sarta de chismes que tenía para decir,  Nathaniel la silenció descargando un terrible gancho izquierdo sobre ella, y con la agilidad de un boxeador profesional se volvió a Ademar quien recibió un derechazo. Raquel cayó inconsciente por el impacto,  pero aunque también se vio abatido, el tritón soportó mejor el golpe, trató de incorporarse con torpeza y terminó siendo levantado por el cuello por el furioso elfo. La enorme diferencia de altura hizo que los pies del peliazul quedaran bastante lejos del suelo.

-¿Cómo puedes permitir que hablen así de ella?- gruñó Nathaniel presionando más.
-¡Detente! -gritó Arleth - ¿Crees que tratándolo así solucionaras algo? ¡¡suéltalo en este instante!!  

   La ángel corrió hacia ellos reprendiendo al pelimorado, al momento Ademar se vio libre del agarre del elfo, y acabó de nuevo en el suelo tosiendo en un intento de recuperar el aliento. Nathaniel miró sorprendido a Arleth, por un momento le pareció que fue Sereni quien lo traía de regreso a la razón; al recuperar la compostura buscó con la vista a Ademar, el joven balbuceaba algo en su idioma natal mientras observaba su mano.

-¿Estás bien jovencito? -preguntó Arleth preocupada.
-Su mano era cálida... me hizo pensar que yo...  -dijo por fin el guardián en idioma común.
-¿Qué dices?- La ángel se inclinó para estar más cerca de él.
-Pero no era verdad... no confía en mí, no somos amigos y es mi culpa...
-¡Oh muchacho! creo que estas confundido.
-No es así, por fin veo todo con claridad... -La expresión del tritón se volvió una mueca tan triste que incluso parecía que sentía dolor, sus ojos negros se humedecieron lentamente mientras guardaba silencio comenzando a perderse en sus pensamientos.
-¿Vas a llorar? -preguntó el elfo sorprendido, por un momento cuando el joven volteó a verlo, le pareció que tenía la cara más triste del mundo.
-Siempre he sabido que no valgo nada, no voy a empezar a llorar por eso ahora... el mar se volvería más salado- respondió sin permitir que ni una lagrima cayera.
- Creo que te golpee demasiado fuerte... o tal vez fue la falta de oxigeno, eso afecta el cerebro -dijo Nathaniel levantando al muchacho.
-Ella no tiene la culpa... solo deseo que sea feliz... no soy nadie para opinar ni decir nada... pero solo quiero eso... solo eso...
-Sin duda te zafé un tornillo, fue accidentalmente, pero tomaré responsabilidad y te llevaré de regreso a Arcania.

   Al escuchar aquello Arleth se apartó y dirigió su atención a Raquel, quien seguía inconsciente. Nathaniel era un elfo, pero sin duda tenía un comportamiento salvaje e impredecible, quizá por la situación que estaba viviendo o tal vez simplemente era un ser oscuro en cuerpo de luminoso, la ángel de las alas café entorno los ojos evaluando si su invitado era realmente un elfo con un alma oscura intentando dominarlo o un licántropo con un alma luminosa tratando de salir.

-Gracias por su hospitalidad Arleth. -Dijo el elfo dándole un ligero empujón a Ademar para hacerlo caminar.
- Te agradeceré que pongas tus ideas en orden, sé quién eres y entiendo que has tenido una vida dura, con toda tu familia arrasada y viviendo entre los exterminadores de los tuyos. No me imagino cómo pudiste sobrevivir por tanto tiempo en reino oscuro, pero recuerda que no eres uno de ellos, tienes que buscar la luz en tu interior...-Dio un suspiro observando a Raquel y luego a Ademar. - Solo espero que si vuelves por aquí, no seas el mismo oscuro que lastima a un amigo sin pensarlo.

   Ademar se encorvó al escuchar eso último, supo que Nathaniel dejó de considerarlo su amigo desde que le quitó el título de "amigo Ademar" cuando lo llamaba, y sabía bien porque perdió esa amistad. Estaba tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando regresaron a la aldea por el caballo, fue como un costal sobre el equino durante todo el camino de regreso a Arcania. Sejmet estaba en la plaza cuando llegaron, como no parecían haber notado su presencia decidió ocultarse y se acercó sigilosamente con la idea de sorprenderlos. El silencio que reinó entre los dos fue roto por Nathaniel justo frente al monumento del pacto.

-Algo está muy mal contigo, que un mocoso como tú entienda lo mutilado que te deja la perdida de la esperanza no es normal.
-Sabía que no tenía que sacarte de tu castillo... sabía que tu último deseo era morir por algo que valiera la pena...
-Sereni soportó lo indescriptible a mi lado, soñaba con que recuperaría lo que era mío y que entonces todo lo sufrido valdría la pena. Pensé que podía reunirme con y decirle que al final lo logré, tenía un pie del otro lado y fui jalado de regreso. -Suspiró el elfo.- Ahora siento que en algún momento de mi vida hice algo horrible y que estoy siendo castigado por ello, por eso me fue arrebatado el descanso que buscaba, es como si estuviera cumpliendo una condena atrapado en una vida sin sentido.
-Vivir sin un propósito es una tortura, abres los ojos en un mundo en el que no te queda nada, y te desangras lento, pero sin llegar a morir, sin tener ni una gota de esperanza... -Nathaniel pudo ver de nuevo esa cara triste en el tritón, pero esta vez una lagrima se deslizó por la mejilla derecha de Ademar.
-Si lo sabías desde antes  ¿por qué no me dejaste descansar en paz?
-Lo siento... -Fue lo único que logró decir antes de que más lagrimas empezaran a caer de los ojos del tritón.
-Eres lo que ya no hay... no lloras por tus propios sentimientos lastimados, pero sueltas las lagrimas por los demás, la verdad no creí que tuvieras ese molesto grado de conmiseración.
-¡No es conmiseración! -dijo Sejmet saliendo de su escondite tras el monumento. -Es empatía pura.
-Parece que eres una profesional en meterte en los asuntos de los demás.-protestó el elfo.
-Sí, así es y no puedes culpar a Ademar de la situación que vives, yo fui quién hizo que te sacara y aún con eso tampoco soy culpable.
-¿Por qué? ¿por qué hiciste eso? ¿qué interés tenías en que yo siguiera con vida?
-Mientras tengas vida y libertad puedes alcanzar lo que sea, mi interés era y es que lo descubras... en lugar de ser tan patético cierra la boca y no digas nada hasta que tengas algo bueno que decir ¿Te quedaste sin una razón para vivir? ¡Busca otra!. Por amor a lo que te importó alguna vez, aprovecha la oportunidad que tienes para hacer lo que los que se han ido no pueden.
-Que fácil decirlo. -dijo el elfo en tono cáustico.
-Muy fácil -Replicó la loba  al instante. -Ramybé esta preocupadísimo por ti, el te acogió desde que te trajimos de regreso, si tienes un gramo de gratitud en tu "torturado" interior ve a verlo.

   El elfo se giró y se encaminó a la sastrería sin decir palabra, Sejmet posó sus ojos esmeralda en el tritón que intentaba frenar las lagrimas frotando sus ojos, se acercó a él y lo abrazó con ternura. Permanecieron así por uno momento, hasta que el tritón pudo articular palabra.

-¿Tú me quieres? -preguntó como si fuera un niño.
-Te amo -respondió la loba sin aflojar el abrazo.
-¿Confías en mi?
-Te lo probaré contándote un secreto que no debes decirle a nadie. -le respondió con seguridad cerca del oído y comenzó a hablar en un suave susurro. - En mi interior hay una mansión muy lujosa, está llena de todo aquello que anima... pero en el rincón más alejado del salón principal hay una pequeña habitación, ahí encierro mis miedos y preocupaciones, últimamente también meto allí las cosas de las que me arrepiento...
-Pensé que nunca te arrepentías de nada...
-Antes era así,  ahora me arrepiento de muchas cosas, pero me lo guardo porque no quiero que opaquen la belleza de lo que tengo a la vista.
-Sejmet...eres mi amiga ¿verdad?
-Así es, pero soy una mala amiga.
-No eres mala...
-Claro que sí, hasta robé tu correo. -para pesar del tritón Sejmet lo soltó y le mostró una cajita que contenía lo que parecía una concha de caracol en su interior. -Quería averiguar que era antes de que te enteraras, ocultarlo si eran malas noticias o entregártelo yo misma  si eran buenas, pero cuando por fin descubrí cómo funcionaba el caracol no pude entender que rayos decía el mensaje. Ahora solo puedo confesar mi crimen y quedarme contigo hasta que lo escuches para saber si es algo bueno o malo.
-Querías evitarme un mal rato, eso no malo.
-Si tomas en cuenta que sea lo que sea le contaré a Ramy tampoco es bueno, es más bien como si fuera una chismosa... o mejor dicho una entrometida profesional como dijo Nathaniel.
-Y supongo que el señor Mir le contará a Nathaniel, mientas quede solo entre nosotros creo que no hay problema.

   El tritón activo "el caracol" y escucho el mensaje de su madre, se sonrojó un poco y arqueó una ceja antes de borrar el mensaje y grabar una respuesta.

-¿Qué te dijo?¿qué respondiste?-preguntó la loba sin ocultar su curiosidad.
-Era mi madre, en pocas palabras dijo que siempre hago las cosas mal, pero que tengo la oportunidad de enmendarme, quiere que me case, dice que tiene una pareja lo suficientemente desespera para casarse conmigo, que le haría un gran favor a la chica y a mí mismo en una sola ceremonia.- se encogió de hombros un poco avergonzado.
-Tu madre es una...
-Le respondí -se apresuró a decir el tritón para no escuchar lo que su amiga tenía que decir de su madre.- que toda mi vida me he esforzado para complacerla y siempre termino decepcionándola, pero que esta vez no sería así...
-¡¿Queeeeé?
-Le dije que esta vez no me esforzaré nada y puede decepcionarse desde ahora porque no voy a casarme con una desconocida.
-Jamás pensé que te atreverías a responderle así a tu madre -dijo la loba con una media sonrisa.
-Nathaniel me pegó muy fuerte, me siento diferente desde entonces, dijo que me zafó un tornillo.
-¡Maldito elfo! espera que pueda transformarme a voluntad y lo enfrentaré, nadie te pondrá una mano encima sin que yo haga nada al respecto.
-Creo que él ya tiene suficiente y yo merecía el golpe.
-...Por lo menos no fue tan fuerte, no hay moretón.
-Si fue muy fuerte, hasta vi un relámpago, pero me curó en el camino...

   Sin pensarlo Ademar abrazó de nuevo a Sejmet y en contra de lo que pensó que ella haría le correspondió cariñosamente.

Caricias

Solos.

En la oscuridad de la habitación, ambos estamos notoriamente nerviosos.

Desearía que esta noche jamás terminara.

Por fin, después de tantos años, podemos estar juntos. Podemos estar en nuestro hogar. Ojala nunca se termine este pequeño momento de mi vida, que llamo felicidad.

Observo con cuidado alrededor, fingiendo sorpresa e interés… No puedo creerlo, estamos finalmente en nuestra casa, en nuestro hogar, donde ambos pasaremos muchos años juntos… Hasta donde nuestro Para siempre dure.

Después de un momento que se me hace eterno, le miro a los ojos.

Caray…. Es tan guapo. No puedo evitarlo. Me he enamorado otra vez.

Esos ojos verdes… Su hermoso cabello negro rebelde… Su piel tan pálida… ¡Y esas jodidas pecas!

¿Por qué Dios me bendijo con semejante adonis? A veces creo que, es una compensación por las cosas malas que me han hecho a lo largo de mi vida, aunque desearía que no fuera eso y sólo fuera el hecho de que él se enamoró de mí y yo de él. Así de sencillo.

Me mira intensamente a los ojos. Siento cómo mis mejillas comienzan a cosquillearme y mis orejas están ardiéndome… ¡Caray! Mi cuerpo me delatará. Siempre lo hace cuando estoy cerca de él. Desvió un poco mi mirada y un movimiento casi imperceptible me roba la atención… Él está jugando distraídamente con el inicio de su saco.

¡Tan lindo!

Le miro de pronto divertida, y no puedo creer que me mire de esa forma: ansiosa, deseosa y feliz; mientras que saca sus nervios jugando con su camisa. Es tan adorable…

Trago saliva sonoramente y él me mira sorprendido.

-¿Pa-Pasa algo?-carraspea.
-Nada, no pasa nada.
-¿Segura?-ahora está dubitativo.
-De verdad…-dijo entre risas.- No estés tan nervioso.
-Mira quien habla… El sonrojo andando.
-¡Calla!

Ambos nos quedamos en silencio por unos segundos, y después rompemos a carcajadas… por eso, me case con él… Puedo ser yo misma, reír a carcajadas sabiendo que a él también le causarán risa… Dormir en toda la cama, mientras él dormirá en un pedacito de ella y aun así me abrazará… Por esas y muchas razones más me casé con él.

Con mi marido.

Me toma de las manos y me conduce a nuestra cama. Nos acostamos y nos miramos en silencio. Siempre amé  observarlo en silencio, y más cuando estaba dormido… Es el único momento en el que él, el León de la selva de asfalto, baja la guardia y sólo es un lindo gatito. Él me observa, cómo lo hace cuando ve al cielo; jamás he entendido porqué me mira con ese interés, esa felicidad y aquel bello brillo en sus ojos verdes… Dice que soy su única estrella en el firmamento…

-¿Estás nerviosa?- me murmura.
-Sólo un poco. ¿Tú?
-También…-se queda en silencio y agrega.-Pese a que hemos estado juntos por mucho tiempo, hemos dormido en la misma cama y…-se queda en silencio y ambos nos abochornamos.-… Es raro, pues ahora que eres…. Mi esposa.- sus ojos brillan.-… Me siento  nervioso.

Creo que es lo único que necesito escuchar.

Pues, desde hace algunos años conozco a este joven bohemio. Desde hace algunos años nos hicimos amigos y pasados algunos; nos enamoramos. Ahora, que somos marido y mujer, sé que al igual que cuando inicio nuestra relación de amigos, las palabras salen sobrando.

Él y yo; nos entendemos de miles de formas.

Hablando.

Riendo.

Llorando…

Pero, de la mejor forma en que él me conoce, donde yo lo conozco y en donde ambos tenemos una sincronización perfecta; es cuando no hay palabras de por medio. Así qué he decidido hacer a un lado las palabras y dejar que mi cuerpo hable por mí.

Expresarle mi amor, de la forma más pura y única en la cual siempre lo haré.

Sin darme cuenta cómo, y sin ordenárselo aun a mi cerebro; mi cuerpo se mueve por su propia cuenta. Cómo sin en realidad supiera que es lo que tiene y debe de hacer. Él me ve sorprendido y algo asustado por lo que vaya yo a hacer. Le sonrió para tranquilizarlo, eso siempre ha funcionado. Y, como predije; funciona. Se relaja y se acuesta bien en la cama. Coloco mis piernas a cada lado de sus costados y me ve con curiosidad y a la vez, con ansia de saber qué pasará. A veces, puede ser más ingenuo que yo. Me inclino sobre él y beso con delicadeza sus labios finos y cálidos. Mi corazón late a una velocidad inverosímil, que puedo jurar que él puede escucharlo sonar.
Pero no es así. Él está absorto en el beso que le acabo de dar. Tanto él como yo; nos entregamos en cuerpo y mente cuando estamos juntos.

Le sigo besando ahora con un poco más de ímpetu, mientras mis manos pequeñas y morenas, tratan de desabotonar el saco y camisa de su traje. Él se da cuenta de mis movimientos torpes y me ayuda un poco, mientras me besa con mayor pasión.

Siento arder mi sangre con necesidad de sentirlo cada vez más… La ropa de nuestra boda, comienza a estorbarnos cada vez más… Sobre todo a mí y el mugroso vestido.

Él en un acto desesperado, se gira y ahora quedo yo acostada en la cama.

-¿Pasa algo?-digo agitada.
-¿Puedo desgarrar tu maldito vestido?
-¡Oye!-me sonrojo furiosamente.- ¡Debo de guardarlo!
-¿Por qué?-dice con voz ronca.

Excitante.

-Porque… ¿Es un recuerdo?
-Bueno…-dice quitándose saco, camisa y playera.- ¿No lo vas a volver a usar, verdad?
-Eh…-miro a otro lado con nerviosismo.- Pues… ¿No?
-¿Entonces?-cuestiona.- No te hará falta amor. Así qué…Con tu permiso.

Así como era de tranquilo… También podía ser muy pasional. Sabía cuándo y cómo sacar todas esas emociones y deseos que él tenía guardados dentro de sí. Sin embargo… Me había cabreado un poco el hecho de que rompiera mi vestido de bodas. Se da cuenta de mi molestia y me desarma por completo: Se lame los labios con cuidado y sensualidad desbordando.

Maldito. Sabe cómo hacerme perder mis corajes. Después me cobraría eso…

Poco a poco la ropa paso a segundo plano. Y ambos quedamos completamente desnudos. Podía admirar anonadada a mi marido y jamás encontrar porqué lo amaba tanto... Así cómo él me miraba con esa devoción. Nuestros ojos se toparon y nos observamos unos minutos… Iniciamos con nuestra danza pasional y disfrutamos del placer y la maravilla que era amarse. Paso el tiempo y ambos nos encontrábamos ahí, en nuestro hogar, desnudos en cuerpo y alma, entregándonos por completo al otro.

No sabía sí era un sueño, una realidad… O qué. Sólo deseaba que nuestro para siempre durara lo más que se pudiera.

Sin palabras. Sólo caricias.