viernes, junio 29, 2007

Estoy convencido de que la vida

es un sueño del cual jamás podré ser participe,

aquí y ahora,

no encuentro ningún momento,

soy el humo que se desvanece,

y la foto olvidada entre los libros que se enmudecen,

el polvo de los escombros,

llorare y llorare hasta que te maga victima y disfrute la tristeza

no tengo mas motivos, siempre pierdo, siempre fallo

seré el culpable de los pecados del mundo

tan arrogante me siento

cuando soy un miserable muerto,

aquí sin alma en la mas profunda soledad

el océano me llama,

es un lugar tan apacible,

quiero errar los ojos y jamás volver,

quiero disculparme por mis pecados,

y soy el culpable de la ausencia,

de la soledad,

y ni mi sangre limpia las heridas,

ni las lagrimas sirven de un pago,

solo mi vida podrá,

hacer que la muerte me entregue cierta sonrisa llena de símbolos antiguos,

como en aquie rito d einvierno,

ahora se queman los paples y las cartas, huele a humo

yo quisiera quemarme igual

pero ya no pudo moverme el fuego me hipnotiza y sueño que estoy desierto

que soy real y me encuentro en un lago repleto de figuras de cristal,

cristal que se rompe y me corta

pintando de rojo y nado en el

para sorpresa de los que no duermen

aquí me encuentro varado entre mis pensamientos y mis temores

que se son verdad

que se no pudo cambiar

porque tengo que luchar cada vez con el hecho

de que la gente se cansa de mí.

"Narrar no sólo es significativo porque nos permite asumir o dibujar un destino ajeno, que a la vez nos educa. Es significativo porque ese destino ajeno, gracias a la fuerza de la llama que lo consume, nos transfiere el calor que jamás obtenemos de nuestro propio destino."


Walter Benjamin (1892 -1940), filósofo y crítico literario judeo-alemán