miércoles, enero 03, 2018
Si con Plácido el cineasta español Luis G. Berlanga puso el dedo en la
llaga, con El verdugo despertó la furia en pleno de la censura.
Presentado en Venecia en 1963, cuando Franco acababa de ordenar el
fusilamiento del comunista Grimau y era apodado “el verdugo”, el filme
repudia la pena de muerte y analiza cómo un hombre, víctima de la
presión social, se convierte en un asesino legal. A pesar de los
recortes que sufrió, la cinta se alzó con el Premio de la Crítica en
Venecia
Para Carlos Saura, el fado es un amor de la infancia, de los días en que
lo escuchaba en los cines de los años cuarenta. Por ello no extraña que
cuando el productor portugués Ivan Dias le ofreció la oportunidad de
inmortalizar este canto melancólico en pantalla, Saura aceptó sin
vacilar. Tras dos años de investigación, el director aragonés abre
nuevos caminos para el fado mediante una estética en la que predominan
los claroscuros, la explosión de colores en cada escenario y las
coreografías que acompañan a los músicos, algo inaudito para los
puristas del género. Un verdadero homenaje a los grandes fadistas de
antaño como: Amalia Rodríguez o Lucía do Carmo, al tiempo que revitaliza
el universo de esta peculiar forma musical
Querejeta-León
de Aranoa logró plasmar un duro alegato contra el desempleo en España,
obteniendo un éxito abrumador de crítica y la Concha de Oro a la mejor
película en San Sebastián, entre otros muchos premios. Los lunes al sol
retrata la vida de un grupo de hombres que cada día recorren las calles
de una ciudad costera del norte ibérico, en busca de un trabajo que les
ha sido arrebatado por la reconversión industrial de su país
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