viernes, abril 06, 2018

Vino, luego, la guerra,
la muerte –yo la vi-
y cuando hubo pasado
y todos la olvidaron,
yo, triste, seguí oyendo:
no sirves para nada.

Y cuando me pusieron
los pantalones largos,
la tristeza en seguida
cambió de pantalones.
Mis amigos dijeron:
no sirves para nada.
En un texto anónimo fechado entre los siglos II y V, se afirma que el unicornio es un animal pequeño con un cuerno único en medio de la cabeza, similar al cabrito pero mucho más feroz, de manera tal que un cazador no puede alcanzarlo. La ténica de captura es colocar una virgen inmaculada frente al el de manera tal que ésta lo amamante para luego conducirlo al palacio del rey.
La fascinación por lo maravilloso es propia del mundo medieval y funde la experiencia real con los relatos imaginarios. Así, cuando Marco Polo describiera los rinocerontes, los definiría como unicornios aún cuando la semejanza de éstos con los legendarios unicornios blancos y esbeltos solo se limitaba al cuerno sobre la frente.
Venid Muerte,
abrázame con tus piernas,
entrégame el deseo en tu marchito pecho,
soy tu siervo,
caballero
y amante,
bríndame la noche,
la luna y las estrellas,
en la rosa maldita,
os juro en esta tumba nupcial,
que los despojos del felón,
usurpador de nombres os entregare
en una caja de platas antiguas...
así SEA...