sábado, febrero 24, 2018

Debe haber un epitafio que simplemente diga "Solitario".
En algún momento de esta sociedad en la que estamos inmersos, la realidad empezó a plagiar a la ficción.
Mátame ya
A veces, medio ebrio con aire despistado me dices que me echas de menos, yo sin embargo, llevo diezmil ochenta y seis horas aguantando tras la trinchera de mis dedos la tinta de mi sangre queriendo salir de mi boca en cada noche absurda que paso sin ti... Porque cada segundo que paso sin ti me parece absurdo... Saludo a la profesora de inglés con mi acento de mierda como si fuera una maravillosa mañana, tras tres horas de mal dormir pensando en ti... Quedada tras quedada desesperada con amigos que hagan ameno el vivir con tu ausencia con una sonrisa boba que se tragan sin rechistar. Cada palabra que te escribo la escribo con sangre de mis venas, sangre que nunca llega a un río... Sangre que mezclo con mi cinismo mañanero, con mis ganas de borrarte de mi piel y de mi alma... Nunca ha dolido tanto un intento, nunca será suficiente tiempo para despedirme de ti... Cada vez que quiero olvidarte apareces de entre la nada para volver a hacerte todo...
Existen días en los que quiero hacer magia y estoy tan seco que desbarato estrellas para comerme su luz, existen días que necesito de la magia e invoco demiurgos para pedirles un don, pero jamás responden y termino leyendo grimorios viejos, para terminar de escribir el mío, a veces me pasa que deseo cambiar el mundo, conjurar a todas las magias, pero me encuentro dividido en el rostro, en el alma y en el corazón… Habrá que encontrar primero la luz que ilumina mi oscuridad.
Sigo tan enamorado de la muerte, que prometo siempre vestiré sus colores y en mi cuello colgare su símbolo, la calavera cruel, amada mía, apiádate de mí, bésame y llévame a donde la oscuridad es gemela de la belleza. Renuncio a la vida, a los dioses, al diablo y a todo luz existente en este universo.
Tengo que confesar que jamás imaginé que una relación física con una mujer resultara tan embriagadora y agradable Su cuerpo me parecía de una suavidad cautivadora, sus curvas sus vellos, sus humedades. Sus pezones me enloquecían y ella experimentaba conmigo las mismas sensaciones arrebatadoras. Nos dijimos que nos amábamos, que jamás nos separaríamos, que iríamos juntos a todas partes, que seríamos únicamente uno.
Recordé el día que una señora me quiso evangelizar porque era el diablo, ah jaja jajaja
Pensando en tu nombre, en tus cabellos de luna, en los ojos, me odias... como no hacerlo, soy el monstruo de la película, el que se cree caballero, el que es fiel al camino del héroe, pero cumpliré mi juramento, si te buscare al final de los tiempos, con un brazo sostendré el mundo para que no te caiga encima con la otra te abrazaría ami... antes de mi muerte