lunes, septiembre 04, 2017

“La palabra anarquía, que implica la negación del orden actual e invoca el recuerdo de los más bellos momentos de la vida de los pueblos, ¿no está bien elegida para calificar a una falange de hombres que va a la conquista de un porvenir de libertad y amor para nuestra especie?”
- Piotr Kropotkin
Camine entre los muertos
como si en la ciudad de los vivos viviera,
la urbe solitaria en ella se alzaban
los mismos edificios, techos derrumbados,
charcos de lluvia reflejando el cielo delicado,
que la lluvia y el viento dejo,
las calles pueden ser las mismas
con las rejas desgastadas condenadas al abrazo del oxido,
las ventanas rotas,
los faroles apagados de las calles llenas de baches,
exigiendo un respiro de esta vida que no termina,
a mis espaldas voces olvidadas
rugen en forma de eco moribundo
sin arte alguno,
sueñan despiertos con terminar de morir
y encontrar sus almas,
¿n donde estarán, donde podre hallar las casas
de los muertos?
para robarme sus cenizas y ensuciarme el rostro con ellos
aliviándome un poco esta enfermedad de vivo.
Yo no soy santo, ni tampoco pecador, y es raro porque la gente cuando era pecadora me miraba y pensaba ¿será acaso un santo? Mientras otros que se sentían santos, decían: ¡no!, es un pecador.
Asi, intentando encontrar a Dios encontré que no había nadie, salvo yo mismo, y unos decían: ¡allí va el hereje que no respeta la religión, más otros hablaban y yo escuchaba que murmuraban: ¿Qué es, acaso un santo, o en verdad un gran pecador?
Las mejores cosas que me han dicho enb la semana;
Un vendedor de cigarros afuera de un metro, viste la película de Hellboy, te pareces a ese el Hellboy
Chica ala cual invito a que tome mi curso; ¿El que dará el curso es confiable?
Amigo llegando a la Oficina; ¿y como no quieres que te detengas si vienes vestido así y con la cara cubierta...?
Para los pueblos indios americanos fue difícil separar la ciencia de la religión, porque la segunda era su ciencia; en cambio, su religión fue vista con horror por los conquistadores y sus dioses, como demonios, lo que sugería que aquí al diablo no se le tenía tanto miedo como en Europa.