domingo, noviembre 12, 2017

más. No puedo
aguantarme el alma.
Ni el deseo
unánime de los sentidos.
Arrebatado la miro,
tan bella,
como recién creada.
Y la transmiro,
y alargo mi mano, y mi vida.
Todo, lo que sea,
por una simple caricia
de esa rosa morada.
Es casi ridículo mencionar
que nuestras espinas
son muestras de amor,
que sentimos cada vez que las clavamos
en nuestra piel
verdadera pasión,
que olvidamos el mundo exótico
donde las musas cantan
y los soles brillan,
porque creemos en harpías y en lunas rojas
durante el lapso
en que la sangre
le da vida a los demonios
de nuestras miradas
melancólicas y tristes
que muestran...
la verdad de nuestro amor