domingo, diciembre 12, 2010

Días como hoy, lamento ser yo, encerrado en mi con mi incapacidad de lograr algo, tan tonto tan distante, y el frió que me mata, lo detesto, añoro un beso, un abrazo, una mirada, pero es imposible, esta soledad sin significado, este jodido invierno me matara, sin hacerlo.

Luz indeficiente

En el tormentoso piélago historiográfico, de ese medular acontecer de la vida espiritual de México, que es la aparición de la imagen de la virgen de Guadalupe, persuadido de que la fortaleza de la FE es invulnerable a los asaltos de la razón.

Para Lorenzana la virgen de Guadalupe a todos honró. A Zumárraga como primer arzobispo y en él a todos sus sucesores (Lorenzana incluido) y demás españoles. Al País Vasco por ser la tierra de tan digno prelado. A toda España en la persona del conquistador "cuyos trabajos premió la reina soberana queriendo que el título de esta Señora fuese de Guadalupe (como aquella que está) en la Extremadura, (... ) patria de Cortés". A los indios, "por la obediente devoción, fe y sencillez de Juan Diego, primicia hermosa del gentilismo". Ya los de color quebrado (mestizos, mulatos, etcétera), por la morenez del rostro de la Virgen, lo que no le afea en nada -apunta el prelado como para convencerse a sí mismo-, "antes bien le agracia (pues) morenas y más morenas que este celestial retrato son las imágenes más celebradas en España." Y entre ellas la misma Guadalupe de Extremadura, a quien Lorenzana da en llamar "la nuestra" dejando sentir toda su hispanidad peninsular diferenciándose a sí mismo de la indiana

En su historia hay dos protagonistas, la Madre de Dios y el obispo Zumárraga. Juan Diego es el intermediario,nada más. Insiste en la autenticidad del milagro e historia, y si bien lamenta la pérdida de los "instrumentos" con que Zumárraga autentificó el milagro, le basta con la tradición y fe sostenidas por siglos.

piélago historiográfico

En el tormentoso piélago historiográfico, de ese medular acontecer de la vida espiritual de México, que es la aparición de la imagen de la virgen de Guadalupe, persuadido de que la fortaleza de la FE es invulnerable a los asaltos de la razón.