Observo cómo es que todos los hombres nacen llorando,
sin solución en mi dialéctica,
aquella contemplación
de belleza iracunda en la furia de mis pesares,
esta última batalla tan intima
en las puertas de mi santuario a mitad del desierto,
parece la locura anda tras de mi
susurrando lamentos o conjuros,
unas extrañas maldiciones también,
que crueldad
quiero un poco de paz si no nunca sabré
¿si acaso un recuerdo es algo que se tiene o algo que se ha perdido?
siempre indagare en las voces a los demonios de las oscuras calles,
ellos que poseen el privilegio de las leyendas
ser atemporales en una inmortalidad soñada,
ya no se mas ¿qué podre hacer?
nada me acostumbra mas
sin definirme ser recuerdo
entrego el deseo con la boca…
me canse de mirar al espejo durante toda una vida
mirado a la muerte en acción
puede que me guste
pero ningún fantasma se atreverá a pasar
abandonaron sus sueños por miedo a poder fracasar
o peor por miedo a poder triunfar,
nacimos llorando y moriremos cuando ya hayamos llorado lo suficiente,
tengo que irme
porque sino moriré de tristeza…