Algunos obituarios son historias de amor. Mientras otros cuentos de dolor. Otros inspiran poetas. Algunos deprimen a los frágiles. Son susurros afilados, son tan intensos que duelen y tan bellos que emocionan, susurran, hablan y recitan lamentos.
Mientras se sienta que ría el alma
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila,
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá vida!