Hace
un año a esta hora estaba en el autobús dirigiéndome a la ciudad de México, el
asunto es que tome el Bus nocturno, no era ni el ultimo, ni el próximo, fue el
bus que estaba destinado a mí, siempre lo digo; nada en este mundo existe por
casualidad. En aquel autobús no subieron mas de 6 gentes que nos distribuimos
por separado en el vehículo.
Cuando
arranco el vehículo yo ya había llegado de la ciudad de Cholula a Puebla a la
terminal, así que digamos había pasado una frontera, que no era otra que unas vías
de tren, al partir de la ciudad de Puebla, el camino fue placentero, dejamos la
ciudad sus luces y su urbe, para adentrarnos en la carretera, aquí justo es
donde este relato comienza a tener un poco mas de sentido para ustedes o al
menos interés, si bien las carreteras en México son particularmente oscuras, de
vez en cuando luces de señales
esporádicas, o los reflectores en el piso para señal líneas o curvas destellan
con la luz de los vehículos que
circulan, en este viaje no eran la excepción, yo miraba atento por la
ventana observando como aparecían
algunas estrellas y se veía la luz de las ciudades o pueblos, pero poco a poco se fueron apagando esas
luces y digo apagando porque conformé pasábamos por la carretera Puebla-México,
todo se oscureció, no había reflectores
que reflejaran la luz el cielo ennegreció y no se vio más ningún halo de luz
por durante una hora o mas tiempo, yo estaba completamente ensimismado
recordando el día, la gente dentro del autobús dormía o que se yo y el chofer conducía con una
limitada vista, pero aceleraba, en verdad aceleraba, era como si quisiera dejar
esa oscuridad, ¿y quién no lo habría querido?, después de un momento observe la
luz de un auto que venía en contra flujo por el otro lado de la carretera
cuando lo vi fue porque la luz estaba a un lado mío, no se vio a la distancia,
pero note algo más, -no hizo ruido- y pasado unos minutos otro autobús en esa
misma dirección y sin ruido, allí fue cuando observe el cielo y vi esa
oscuridad que cubría todo no había distinción entre el cielo y la tierra todo
era una plasta oscura.
Claro
que me asuste no era normal la oscuridad no en este tiempo, ni era normal ese
silencio, cuando reaccione me di cuenta que estábamos justo cruzando la sierra
que divide Puebla, podría no ser nada, pero es que era 1 de mayo, en realidad,
era Beltaine también, y era Walpurgis y yo estaba en un umbral natural en un
viaje, ¡joder! ¿saben lo que significa? Literal, estaba en esa puerta entre
mundos, en una puerta entre mundos cruzando umbrales, en medio de una oscuridad
y silencio.
Todo
hubiera estado normal, hasta que me levante dentro del autobús y la gente
estaba dormida como en trance y estática, el único que estaba despierto y
acelerando era el chofer que supongo yo, se aferraba a la luz de los faros del
autobús que apenas iluminaban un poquito la carretera, y aclaro no había
neblina, era oscuridad y el silencio se rompió;
murmullos
de fuera del autobús, gruñidos y canto de aves, ladridos y aullidos, y
esperpentos, sombras que volaban en el horizonte que apenas podían
diferenciarse, para este punto estaba aterrado y fascinado.
En
mis adentros, pensaba si estaba en realidad preparado para haber cruzado a ese
mundo, ¿pero estaba en realidad listo? para estar allí, porque todos sabemos es
fácil entrar, pero casi imposible salir. Ese momento hice lo más coherente que pude haber hecho; percatarme de que no
estaba dormido, al asegurarme de que no era un sueño, me sentí como todos esos
personajes de cuentos fantásticos cuando su realidad se rompe y no saben si lo
que pasa es locura o verdad, así que me senté en mi asiento, solo espere, seguí
observando por la ventana mientras el
autobús segua su camino, mientras el vehículo bajaba, la sierra, a lo lejos un destello de luz se observó,
eran los principios del mundo humano, respire,
me sentí contento.
Había
yo tenido una experiencia de Walpurgis, o un Don de Beltaine, no lo sé con
seguridad, pero toda esa oscuridad que cuentan en las antiguas leyendas e
historias, fe verdad. Cuando baje del autobús en la ciudad de México eran cerca
de las tres de la mañana de Walpurgis, y aun me faltaba cruzar una calle más,
pero era un crucero y que hice lo cruce
normalmente, no, le di la vuelta y lo evite ya había tentado a la suerte y al
destino saliendo victorioso de un umbral tal vez otro, justo a las 3 am a la
media noche de la noche de las brujas hubiera sido demasiado, pero ahora me siento con ánimos de aventura…