Tots aquests ulls en mi
En s'enfonsen en el mar obert de
A l'abric de color en la meva ment
Omplir la bretxa entre vostè i jo
Som els dorments, que fem mossegar Les nostres llengües
Hem establert el foc i nosaltres deixar que es cremi
A través dels somiadors, fem sentir el brunzit
Diuen que anem, anem, anem que
Així que anem, anem, anem que
És càlid, la pell estic vivint a
Es crea i dóna forma al que està dins
Així que si us plau mirar cap a un altre costat, no em veig a mi
Ens anem a la pica mar obert
Som els dorments, que fem mossegar Les nostres llengües
Hem establert el foc i nosaltres deixar que es cremi
A través dels somiadors, fem sentir el brunzit
Diuen que anem, anem, anem que
Som els dorments, que fem mossegar Les nostres llengües
Hem establert el foc i nosaltres deixar que es cremi
A través dels somiadors, fem sentir el brunzit
Diuen que anem, anem, anem que
Així que anem, anem, anem que
Ho sé ...
sábado, noviembre 30, 2019
En contraste con aquellos tiempos, hoy lo paso muy mal como espectador,
porque no me gusta nada la situación actual de la fiesta; y no me gusta
sencillamente porque no hay toro.
Ahora la técnica consiste en mantener al toro para que no se caiga. A un toro débil, como los que actualmente salen a las plazas, no le puedes bajar la mano al torearlo, porque se cae enseguida.
En vez de llevarlo largo y humillado, que es la manera de que el astado haga el recorrido lento, los toreros lo mantienen arriba y rectilíneo, con lo cual no lo gastan y le dan numerosos pases. Pero, en realidad, no le han dado ningún pase de poder; sólo han aprovechado el recorrido del animal. Cierto es que luego les conceden las orejas después de matar al toro, pero en realidad éste muere casi por cansancio.
Los diestros de la gran generación que antes he mencionado no toreaban mastodontes, sino toros ágiles, capaces de ir de un lado a otro de la plaza.
Ahora la técnica consiste en mantener al toro para que no se caiga. A un toro débil, como los que actualmente salen a las plazas, no le puedes bajar la mano al torearlo, porque se cae enseguida.
En vez de llevarlo largo y humillado, que es la manera de que el astado haga el recorrido lento, los toreros lo mantienen arriba y rectilíneo, con lo cual no lo gastan y le dan numerosos pases. Pero, en realidad, no le han dado ningún pase de poder; sólo han aprovechado el recorrido del animal. Cierto es que luego les conceden las orejas después de matar al toro, pero en realidad éste muere casi por cansancio.
Los diestros de la gran generación que antes he mencionado no toreaban mastodontes, sino toros ágiles, capaces de ir de un lado a otro de la plaza.
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