Nunca tengo que olvidar mis 17 años,
conmigo ha muerto la esperanza y los sabores de la vida,
fui un tonto, un pequeño ingenuo de 27 años
creyendo que podría curarse
sentirse mejor y vivir como todos,
10 años ganados a la muerte no son nada en el universo,
10 años mal comprados son una ilusión estúpida,
no son nada en la vida,
siempre estaré muerto
desde que nací estoy enfermo,
esas ganas de curarse no existen
me canse; de la soledad, de los nervios,
de los desganos y desamparos,
nunca sonreí de verdad
quise hacerlo ¿quién quiere en realidad estar triste o morir?
ahora nada me sabe, ni nada tiene esa pasión
me duelen el corazón me halle sin plectro
¿qué fue de mis motivos y mis esperanzas?
soñar en el ideal yo no puedo nada
ni salvar a quien quiero,
me condeno a mi suerte a mis desgracias,
todas mis batallas perdidas,
culpas de ser tan incapaz de solucionar esas lagrimas y esos dolores
al final terminaron por destruirme a mi
le he provocado con mi ineptitud
mi impotencia de auxiliar
me condeno a la muerte
a esta enfermedad que me crea sonrisas amargas
dejare las pastillas, las indicaciones
abrazare los excesos…
que sea una recompensa la muerte
esta enfermedad un regalo
con 17 años y ver de frente a la muerte,
conocer su nombre y probar sus labios
uno jamás es joven para ello
pero siempre un novato para aceptar que morirá
que lentamente se va terminando.