jueves, febrero 18, 2016

En el reino de los fantasmas hambrientos



En el reino de los fantasmas hambrientos

I

Y que hoy el sol se oscurezca
como jamás se ha oscurecido
que todas las sombras griten truenos
para levantar a los malditos,
que sea un día hermoso donde la muerte reine nuevamente
como la peste triunfante que es...
llantos y sollozos, heridas y sangre,
es el día perfecto para vivir la desgracia,
es el momento ideal para partir,
hoy que no existe motivo,
hoy que no hay deudas pendientes,
cuando no tengo deudas
y cuando no soy el motivo de nadie,
es perfecto si dios me concede la gracia,
por la noche estaré en su mesa
compartiendo el festín de héroes...

II

Antes de dormir esta mente mía
inquieta ante la llegada de la muerte,
hace que conversen
razón y miedo ante la inevitable verdad,
cuestión de si he de despertar mañana,
puedo escuchar al mismo tiempo
murmullos bajo mi cama
sé que no son duendes ni fantasmas que me atormentan,
son mis mounstros que me acompañan
los que me cuidan y aman,
guardan mis noches y arrullan antes de dormir,
a veces me extirpan el miedo
otras muerden para que no duelan mis infiernos,
y bailamos ahuyentando la muerte
que ha de perseguirme,
huelo su hedor reconozco su tacto,
me seduce con esa idea,
puedo sonreír y sentirme tranquilo
sé que moriré y descanso,
aunque realmente siempre espero
poder despertar el día siguiente.

III

Quiero tus huesos junto a los míos,
para quemarlos en el deseo
inciensos y veladoras junto a mi cama
esta noche todos los espejos llevan mi nombre,
los gorriones cantan  una plegaria
he de conversar con los difuntos
y escribo con mis dedos a los vivos
¿quién puede ver a los dioses a la cara y vivir después?
hoy no es el fin del mundo.
quiero también ser de este mundo
los ritos funerarios, sólo fueron un error.

IV

Hablan los espejos un antiguo lenguaje
despiertan al mounstro de la infancia, mira todo
con ojos hambrientos
es la sombra en la oscuridad
una parte de mí que me espía
otra me guarda un sitio y espera
quemando el fonema de mi nombre
como un dragón furioso.

V


Después del silencio
la ternura de una mirada ya no salva
mil veladoras y un camino de flores
estas calaveras atravesadas por la ausencia,
sollozan cantos austeros
piden clemencia antes de dormir
quieren la constante calma de un saludo
nadie les ha ofrecido sangre como un sacrificio a los dioses
pidiendo el descanso de sus huesos mudos
no, nadie lo hará por ti o por mí,
sólo yo y te he entregado mis ojos también,
para habitar en el reino de los fantasmas hambrientos