martes, octubre 04, 2016

He visto a mi ego, envanecerse y decir YO SOY LUZ.
He visto a mi ego engrandeserce, y ocultarse tras el manto de las palabras prestadas sin siquiera haber probado el vino de la Amada y clama ser un dios sobre la tierra.
He visto a mi ego cobrar dimensiones estratosfericas, mientras alienta a otros egos para acribillar el alma de los seres humanos, he visto al ego, hacer más ego en el propio ser.
He visto con dolor en mi corazón, enguarnecerse al ego y cegar mis ojos, para no dejarme ver y mentirme en un espejo gastado haciendome creer lo que veo, cuando todo es solo proyecciones abyectas y deliberadas de mi propia mente.
He visto el ego podrirme en los barrotes del tiempo, y al paso de los años, hacerse más grande y más burdo, he visto a mi ego derrotarme con el tiempo, sin embargo, he visto a mi ego, que hace creerme que soy un ser extraordinario, un ser mágico que sin trabajar nada absolutamente, se ha ganado el derecho de ser eterno.
He visto a mi ego, y solo cuando lo veo en el espejo, se que la lucha ni siquiera ha empezado, puesto que todo lo que he visto, es eso, solo mi ego...

No me hace falta saber nada del mundo
Para conocer el estado de mi corazón.
Si te estiro el cuerpo
y te tiro de la lengua
¿guardarás espadas de cometas?

Non ti preoccupare.
Nadie escucha a la voz imperativa de la soledad
Y hoy la Luna está para que la miren.
Conjugo el silencio con la atención hacia su Luz
Única farola hambrienta, de la noche con cuerdas de guitarra vieja
Un poema es
un estado de gracia.
Es un hecho
que algo pasa
-¡sed de pureza!-,

algo nos conmueve
de raíz el alma.
Lucidez imprevista:
fulgurante apremio
de más vida.
"La piedad es lo primero", me recuerdan en la charla espiritual, y asiento. "Lo primero es la poesía", me escribe un maestro, que también me ve distraído. Aunque sea profesor de secundaria, la enseñanza es primordial, me reconvino. La familia es lo más importante. Mi mujer. Los plazos y los encargos. "Tus artículos...", me para un lector por la calle. "La salud es lo primero", me avisa el médico. Y así, y así. Menos mal que tengo a los jasídicos, Dios se lo pague, y, en concreto, cuando más falta me hacía, este cuento inesperado:
"¿Qué era lo más importante para Moshé de Kobryn?"
El discípulo reflexionó y dijo:
"Cualquier cosa que estuviera haciendo en ese momento".
Llamábase Aldonza Lorenzo, y a esta le pareció ser bien darle título de señora de sus pensamientos; y, buscándole nombre que no desdijese mucho del suyo y que tirase y se encaminase al de princesa y gran señora, vino a llamarla 'Dulcinea del Toboso' porque era natural del Toboso: nombre, a su parecer, músico, peregrino y significativo, como todos los demás que a él y a sus cosas había puesto
Si estoy triste sin motivo
me alegra el bien objetivo
si hay razón de mi tristeza
me alegra mi inteligencia
plata para acabar la maldad
fuego para acabar la oscuridad
que así sea...