sábado, junio 16, 2018

Si no fueran nuestros sueños pesadillas.
Y todos los deseos utopías,
Volvería en un acto total de rebeldía.
Y ahora que rodamos por el suelo,
Voy sintiendo que volvemos al comienzo.
Decía Oscar Wilde, que no importaba que hablaran mal de ti o bien, lo que importa es que hablen de ti, en efecto, que ni siquiera hablen mal de ti es un sólo síndrome de que no importas, algunos deberían sentirse con fortuna que aunque sea cosas malas inspiran
Evidentemente, seguiré siendo considerado una abominación de la naturaleza hasta el día que decida comulgar con la idea de tener hijos y que mi esencia se vea doblegada al hecho de ser un entusiasta de algún equipo de fútbol. Sin embargo, visto y considerando mi poca esencia altruista y mi pulsión hacia la misantropía, y mi capacidad de aburrimiento, la cual se vería subyugada frente al monótono espectáculo de perseguir un balón, hasta ese entonces seguiré siendo un desterrado del título de Homo sapiens. Celebro ese destino!
Vengo cantando a la muerte
serenata pidiendo un beso de verdad
para que la noche no me sea lenta y sea un tornado mágico y fugaz
te espero sentado en mi tumba
frente a las flores de mi funeral
mi niña triste ahijada de dios
para encontrarnos siempre a perpetuidad…
En la mesa estaban servidas las viandas; pan con miel, leche y vino, quesos y jamnones, carne de jabalí, y de venado, frutas y semillas, aves servidas en salsas, también tantos tarros con cerveza estaban listos, que no se podían contar, la fiesta de el fuego nuevo estaba iniciando, las brujas y los brujos bailaban, cantaban e invocaban a la vieja Diosa, y el banquete estaba servido a los muertos y a los vivos por igual, se podía oler en toda la comarca. Era esta la noche en que la oscuridad amenaza con ser eterna, el regreso de Sol invicto era esperado con la fogata de fuego que habría de iluminar nuestro año.
Miro a través de la ventana el cielo gris
y en mi mente tan sólo recuerdos en blanco y negro.
Siempre la misma gente indiferente,
salgo a la calle cegado con los ojos llorosos.
Entro en el bar pido una cerveza intento olvidar,
te veo en un rincón llorando no vas a marchar.
No por eso no quiero que tu te vayas de aquí.
No por eso no quiero que tu te vayas de aquí.