San Jorge guerrero valeroso,
que defendiste a la princesa de la Capadocia,
al abatir con tu lanza al feroz dragón,
te solicito humildemente
que vengas en mi auxilio
y me protejas de las acechanzas del demonio,
los peligros, las dificultades, las aflicciones.
Cobíjame bajo tu manto, poderoso santo,
escóndeme de mis enemigos,
de mis perseguidores, de las envidias,
magias, hechizos y maleficios.
Protegido con tu manto,
caminare a través de los mares y la tierra,
noche y día, mes a mes, año tras año,
y mis enemigos no me verán,
no me oirán, no me seguirán.
Bajo tu protección no caeré,
no me perderé, no sangraré.
Igual que Nuestro Dios; Salvador
estuvo nueve meses protegido
en el vientre de la Virgen María,
así yo estaré protegido bajo tu manto,
teniéndote delante de mí,
armado con tu lanza y tú escudo.
Amén.
lunes, abril 23, 2018
Trist Sant Jordi
A veces susurran los días aullidos eternos
nos hacemos viejos como si años cayeran sobre nuestros cuerpos
angustiando la mente la locura muerde
con malévola violencia asesinando mi razón,
entiendo cómo es que la vida juega con trampas
hace perder a los justos exigiéndonos decir adiós,
pensaba que castigar mi cuerpo me hiciese encontrar un salida
llenar de fortaleza el corazón
pudiese ser una invitación amistosa al suicidio,
cuando acompaño unas lagrimas con gritos invocando
veranos en mis inviernos eternos,
reniego de la vida quiero el veneno de ese drago
hay que quitarse las ropas de Sant Jordi
lanzar la espada y la lanza a un lago olvidado,
despertar de los sueños imposibles y pedir perdón
mis razones como la vida están enganchadas en el pasado
que me es tan necesario volver a encontrar
lo que más brilla en el universo
tan fuerte como la estrella en la baraja de tarot,
ya sin nada ni la muerte tiene valor
matar dragones o hacer el amor…
A veces susurran los días aullidos eternos
nos hacemos viejos como si años cayeran sobre nuestros cuerpos
angustiando la mente la locura muerde
con malévola violencia asesinando mi razón,
entiendo cómo es que la vida juega con trampas
hace perder a los justos exigiéndonos decir adiós,
pensaba que castigar mi cuerpo me hiciese encontrar un salida
llenar de fortaleza el corazón
pudiese ser una invitación amistosa al suicidio,
cuando acompaño unas lagrimas con gritos invocando
veranos en mis inviernos eternos,
reniego de la vida quiero el veneno de ese drago
hay que quitarse las ropas de Sant Jordi
lanzar la espada y la lanza a un lago olvidado,
despertar de los sueños imposibles y pedir perdón
mis razones como la vida están enganchadas en el pasado
que me es tan necesario volver a encontrar
lo que más brilla en el universo
tan fuerte como la estrella en la baraja de tarot,
ya sin nada ni la muerte tiene valor
matar dragones o hacer el amor…
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