Algunos obituarios son historias de amor.
Mientras otros cuentos de dolor.
Otros inspiran poetas.
Algunos deprimen a los frágiles.
Son susurros afilados, son tan intensos que duelen y tan bellos que emocionan, susurran, hablan y recitan lamentos.
Ese mundo del desearte,
moderno como las medias en tus piernas
tuyo es el nombre del desvelo de mi lujuria
hace y deshace una antología de la realidad,
destrona a la especulación,
confía un verdad absoluta;
un hombre es aquel que sabe va a morir
es mortal, sabe morirá,
olvidó el raciocinio
para sentir por completo,
voluntad, deseo, ser, “uno”
donde habita su tu sensualidad mas oculta…
Esta pérdida esa causa
sin cautela y sin nombres
el anonimato de quien hizo lo correcto y ha muerto
dejando la posibilidad de que un mundo continúe,
que hermosa locura acercarse a dios
saber que eres parte de la divinidad,
conquistar a la muerte y al destino,
cautivante suicidio contágienme con su magia y su fanatismo religioso
así nos salvaremos todos.
Nunca hubo dos funerales
mi cadáver no importaba,
aun podía moverse aunque era solo el armazón de carne
has de morirte y te llevaste contigo mi alma
los sueños las ganas de vivir,
quiero irme a casa,
quiero regresar a casa,
cada noviembre siento que hubo dos funerales,
solo que yo aun estoy vivo.
Nunca tendré mas un suspiro,
dentro de la cueva las sombras se los roban
envolviendo a la muerte con caricias,
me seducen
las ideas de desolación y suicido
quiero pactar con mil diablos la hora de mi muerte
la violación de mi alma
dolor puro en brillante de un zafiro persa
toda una noche dibujada con sangre de estrellas
en el lago imaginario del mar muerto
con la plata de mis ojos
y los suspiros de la vida
es así aquí en el crepúsculo del año viejo en el nacimiento del año nuevo
tocare el cielo
mientras abro mi cabeza con la sutileza de una idea
me callare y no diré nada a las sombras
son cosas de ayer
que con las sombras
cosas de ayer sigo repitiendo
me vuelvo el pasado perfecto
el futuro se desvaneció ayer,
poco sé sobre lo que ocurrirá en él.
Cuéntame algo,
algo que quieras que yo sepa,
o dame un beso,
si un beso dime que me quieres,
háblame como lo hacías cuando estabas viva,
o es acaso que has de pensar
que me asusta seas una mujer calavera,
que tus huesos sean fríos,
yo te amo,
aun muerta aun lejos
con tu silencio
sin tu cuerpo
yo te espero
todos los noviembres de mi vida
hasta que me muera como tu
y permanezca en el recuerdo de la calavera de azúcar que tiene mi nombre
muy muerto tan callado tan irónico
muerto como
tu esperando me cuentes algo
que tu quieras que yo sepa.
Las tormentas de noviembre
anunciaban siempre lo mismo,
el aniversario del día de tu funeral,
el de la muerte inesperada
tu regreso a casa pequeña dulce locura,
hasta el fondo de toda existencia entre las estrellas de la noche
como almas brillantes,
venían por ti el cortejo de mariposas nocturnas para recibir
a la mas bella de todas las hijas de la luna y la muerte,
noche perfecta de rostro pálido y cabellos hermoso,
tan tranquila dormías
y en mis ojos te encontré…
con la única sonrisa malvada que la picaresca atmósfera de la muerte pudiera traer,
te despedías con la mirada
dejándome aquí para cuidar el paso de los vivos ante los muertos,
tormenta nocturna de noviembre,
frío de invierno en la costa del olvido
tengo cadenas de papel moradas y amarillas
unión entre la vida y la muerte.
la unión entre nosotros,
papel picado que da colorido y nos presta la alegría de vivir
unas flores como bienvenida para tu alma,
la flor blanca como el cielo,
amarilla la tierra y la morada mi luto,
velas la luz guía del camino,
este cirio mi alma sola,
envuelto en el perfume de los muertos
enciendo el incienso de copal,
humo el paso de la vida a la muerte,
en las tormentas de noviembre la inmensidad no se nota
y me muero contigo…
y resucito contigo…
contigo…
Y no he vuelto a llorar,
como cuando estabas,
aquí tan lejos de mi
siempre cerca,
antes de un universo y una explosión de estrella
ahora el llanto me sabe a soledad,
sin motivo lagrimas de sal,
arena en mi s ojos,
que desconozco el motivo real de todas las veces,
que caí…
ante los demonios que se robaron un poquito de mi
sin lograr tenerme,
porque ante el mundo mi cuerpo te ha de pertenecer,
porque ante los dioses mi alma tiene escrito tu nombre
en el contrato de propiedad,
porque ante cualquier cosa,
mi nombre sabe mejor en tus labios
que en cualquier epifanía bíblica que pudiera aparecer
para hacerme alcanzar el cielo
después de pagar con fuego,
el que me consume
por haber intentado robarme el tesoro de tu corazón
y no quiero
porque espero tu mano sensual llamándome con tus ojos
en las mil y una evocaciones a la luna de tu piel,
puedo gritar y seguir en silencio rodeado de los muertos que miran
como la condena de la soledad
puede ser terrible si aun se tiene piel
cada lagrima es como una sonrisa
falsas y sin sentido
no me sabe ya el dolor así como el placer
porque todos los malditos dioses lo saben
el secreto de mi vida se encuentra en tu voz
al decir mi nombre.
