jueves, octubre 13, 2016

Es curioso porque pienso en octubre y me vienen a la mente el color rojo y las orquídeas violetas que te gustaban, sigo mirando tu ventana y, ahora, tus dibujos en mi pared; tus momentos en cada rincón de esta ciudad que llora porque te echa de menos.
No puedo describir una rutina contigo más que la vuelta a casa, las veces que esperábamos en la puerta de aquel edificio pintado con ese tema de Bowie, pero tengo recuerdos que hacen que me broten flores del estómago y aunque trague, consiguen salirme por la boca, convertidas en arboles perennes que pueden vivir en el mar de los sargazos.
Querida, no hay nada que decirte, te lo dije todo, y desde ahora no me queda más que repetirte versiones de lo mismo con palabras alguna veces más nuevas, pero en esencia es lo mismo, pero durante un tiempo pensaba en lo enojado que estaba, porque tenia...tengo tanto por vivir contigo...
Querida, hidra sacramental, cuánto te quiero. Y no hay más que eso y echarte de menos, pero te deseo felicidad, belleza cada vez que abras los ojos, allí donde estés, durmiendo el sueño de los héroes.
Estas lejos y te noto aquí y creo que eso es lo que verdaderamente me hace llorar.
Quiero que entiendas que contigo ya no hay párrafos adornados y preciosos, solo hay frases colmadas de pureza. y estas aquí aun cuando la muerte presente duele, más duele no existas mas, más duele saber que ya son mas años que no estás en mi vida de los que si estuviste.
Todo ha mejorado, lo sabes, lo sabías, porque al final de tanta enfermedad, de tanto dolor, del miedo y le tristeza, dejaste al fondo de esa caja de pandora la esperanza, Agatha Carolina Díaz Patz, deberías decirme, ¿quién chingados te dio permiso de morirte?. Siempre Te querré.