No era Troya,
ni la batalla de Isso,
era la gran Tenochticlan
yo estuve ahí,
no era Alexandro domando persas,
ni Aquiles ganándose la inmortalidad,
tampoco fui un protector como Héctor
pero estaba vivo sentía el calor de la hermandad,
el valor de los campeones
junto al cero y la sangre que se derramo,
los días del sitió de la ciudad,
comí y bebí de ambos frentes
la sangre de Cristo,
la de Quetzalcoalt
formando con la carne de los mortales
un dragón católico
emplumado lleno mesianismo y fin de mundo
que abrazo a una mujer morena
llamándole madre
del nuevo pueblo que consumió
superstición y mitología,
exhumando un pequeño paraíso
donde los héroes no fueron
ni guerreros o caballeros,
fueron los fantasmas
que el tiempo cultivo
en la tierra prometida…
sábado, julio 16, 2016
Hoy en la obscura tristeza
exploro mi interior recordando
todo el frio que sentí sin ti
se convirtió en la mordida helada de la muerte
ficción de mis ayeres ante el inevitable futuro sin tu presencia
duele como si quisiera que el dolor me despertara de la muerte
no siento las ganas de vivir
pero me levanto aquí
sin paz ni deseo escondido saboreando la nostalgia
como si fuesen caramelos servidos en la mesa,
deambular en la noche es un invierno sin salida
como un susurro apagado digo adiós
y me devuelves la sonrisa
cada que te pienso
comprobando que siempre amanece…
exploro mi interior recordando
todo el frio que sentí sin ti
se convirtió en la mordida helada de la muerte
ficción de mis ayeres ante el inevitable futuro sin tu presencia
duele como si quisiera que el dolor me despertara de la muerte
no siento las ganas de vivir
pero me levanto aquí
sin paz ni deseo escondido saboreando la nostalgia
como si fuesen caramelos servidos en la mesa,
deambular en la noche es un invierno sin salida
como un susurro apagado digo adiós
y me devuelves la sonrisa
cada que te pienso
comprobando que siempre amanece…
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