martes, enero 09, 2018

Últimamente ando algo perdido,
me han vencido viejos fantasmas,
nuevas rutinas.


Y la vida me parece una fiesta
a la que nadie
se ha molestado en invitarme.


Últimamente ando desconcertado,
así que ponte a salvo, porque en este estado
ando como loco.


Y me enamoro de mujeres comprometidas,
llenas de abrazos,
llenas de mentiras.


Últimamente planeo una huida
para rehacer mi vida,
probablemente en Marte.


Y qué vamos a hacerle,
si es que últimamente ando algo perdido,
si te necesito.


Si de un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto, tanto, no amarte,
no amarte.


Han de venir tiempos mejores,
cometeré más errores, daré menos explicaciones,
y haré nuevas canciones


en las que te cuente cómo, últimamente,
son tan frecuentes tristes amaneceres
ahogando mis finales,


repetidos, cansados,
miserables,
llenos de soledades.

De un tiempo a esta parte
me cuesta tanto, tanto, tanto, no amarte,
no amarte.


 y  sigo aqui sentado frente tu iglesia dios y mancillo las imagenes de tu  madre y blasfemo frente tus monjas y  sacerdotes y que esperas dodne  estan tus huestes de angeles, dios porque no me  fulminas, porque no acabas conmigo y dejas este mundo libre de este  mounstro, si claudico ante ti y le apuesto al diablo otro pendejo  imposible de ser alguien otro idiota lastimero
Nací un jueves a la hora de las brujas,
triste como la madrugada
la muerte me beso,
regalándome infortunio…
egoísta he robado la vida de alguien más
así el mal ha sido mi cómplice,
mounstro maldito, buscando amor…
y Dios no viene a matarme,
no ha mandado un ángel vengador
para que elimine el mal de este mundo
¿será que no existe
o me tiene miedo?
el mismo diablo no reclama a esta infame alma
para sus hueste,
a veces pienso que él cree que derrocare su trono y estirpe,
puede ser que ni la muerte me quiera,
porque es fácil
¿quién amara a un maldito?
al mounstro consagrado en el aliento de la nada…
Me levanté hecho polvo. Me había desvelado la noche anterior hasta que la poesía vino a mi socorro. Pero no cuento que además le di al vino, mis muertos me ofrecieron unos tintos estupendos y yo no pude negarme, porque el vino es sagrado. Ya me vi locuaz e indiscreto, que es una señal de que conviene reprimirme.
Habito en la redención de la belleza,
en la transparencia de miradas,
en los postigos de la luz,
en las raíces del aire,
en el corazón de la madera,
en el perfil de la ternura,
en los vértices de la Vida,
en la cadencia del silencio.
Habito en los espejos de la infancia,
en el alma de mis huellas,
en los reflejos de la piel,
en los sueños del trapecista,
en la razón de la esperanza,
en las palabras del aprendiz,
en el eco de la voz,
en las orillas del recuerdo.
Habito en el latido de mis manos,
en el horizonte que me anhela,
en los versos que recorren el camino
y llegan de la Vida hasta tu aliento.