martes, octubre 25, 2016

Siendo ordenado su lanzamiento por un reconocido masón como Truman, la paranoia adquiere caracteres de veracidad. Como el odio vesánico que le tenía a España. Y, en cualquier caso, tan cierto puede ser que sí como que no. Yo me inclino a pensar que sí tuvo que ver que se seleccionaran las dos ciudades japonesas por tener la mayor comunidad católica en Japón. Hasta Kennedy, la segregación hacia el católico, en E.E.U.U., en su clase política, fue muy fuerte. El WASP (White, Anglo-Saxon, Protestant) definió el ideal del político useño, desde su fundación hasta, prácticamente, el final del S. XX.
Y escucho a lo lejos, en el viento un susurro; son los cascos de los caballos al galopar abriendo la distancia en este amanecer, son los cascos de la carga de caballería que nos devuelven la esperanza; son los cascos de los caballos de la caballería que con fiereza nos protegerán...

En sueños descifre un código viejisimo de asignación de un numero a una letra, en el cual este numero te dirige a una clave para leer palabras ya que estos números tienen asignados letras, de esa forma podemos leer los textos de las brujas, los libros de las sombras y encontrar verdaderos secretos, que listas.
He dejado la nostalgia en el mar de los destinos
Ya no quiero más palabras de ceniza en mi camino
A vivir toda mi rabia. A lanzarme hacia el abismo,
De tu cuerpo en mis entrañas, y a volar siempre contigo...
Lo más importante que he aprendido sobre la teoría de la conspiración es que los teóricos de la conspiración creen en ella porque es más reconfortante. La verdad es que el mundo es caótico. No es la conspiración de la banca judía, ni de alienígenas grises, ni de reptiloides de 12 pies de altura que controlan desde otra dimensión. La verdad es más aterradora, nadie tiene el control. El mundo carece de timón
Para que una historia nos afecte debe de algún modo ponerse en nuestro camino personal y subjetivo. En mi caso, y después de leer o releer un buen libro, la confusión intelectual crece y la curiosidad se aviva. Es algo que sólo me sucede cuando leo un libro (la confusión como impulso de la duda) y no, en cambio, cuando escucho música o veo una película. Además de releer o leer de vez en cuando algún libro nuevo —uno que no se encuentre de moda, por supuesto, ni esté en alguna clase de lista comercial o se halle entre las obras más vendidas—, leo también lo que escriben mis amigos, siempre que éstos sean escritores y su obra no me decepcione demasiado aprisa, o permanezca muda conforme avanzan las páginas.