miércoles, noviembre 08, 2017
Hay formas de decir las cosas y maneras de decirlo, lo mas fácil para
explicar es a veces lo que se oculta enmudecido en el pensamiento, pero
no por eso, significa que no se sienta o se piense, es como un
maleficio, aunque el maleficio eres tú, aunque lo que me resulta
inquietante y de una forma sumamente sensual, son las marcas en tu
brazo, idílica sangre hermosa que cuenta una historia, que forma un
pacto, que representa la explosión de vida y muerte, joder que enserio
me gusta como se ve la sangre que brota, tanto que he deseado probarla,
casi tanto como desearía sentir por mi espalda o mi cuelo tus uñas
afiladas, esas misma que he visto hoy en una foto.
JEAN-PAUL BOURRE ESCRIBIA EN SU CELEBRE LIBRO "EL CULTO AL VAMPIRO" UNA
BREVE RESEÑA SOBRE ESTE EL OSCURO ALITO DE ESTE LUGAR EN EL QUE BRAM
STOKER SITUO LAS ANDANZAS DEL CONDE DRACULA EN SU NOVELA: "El vampirismo
existe realmente, como un poder en estado puro, un diamante negro
incorruptible que jamás podrán vencer ni los hombres ni la muerte. Bram
Stoker tenía conocimiento de esta raza de inmortales que se llaman
vampiros…
Desde el amanecer hasta la noche, el señor Oscar viaja de vida en vida,
interpretando a varios personajes con identidades completamente
distintas: es un ejecutivo, un asesino, un mendigo, un monstruo, un
padre de familia... Está solo, en busca de la belleza de un gesto, la
misteriosa fuerza motora, las mujeres y fantasmas de su pasado. Pero,
¿dónde está su verdadera casa, su familia, su paz?
Tan en casa sin este amor por la vida
sin el amor propio,
pasara un deseo marchándose por la mirada
encontrada en una vasija de entierro,
su mirada muerta de juguete
entrando por los ojos
se sentirá a una lucha sin nada que ganar,
despacio se vacía las lagrimas con las ilusiones
para quedar un liquido espeso en la urna funeraria,
sobre el tiempo,
figurando abismos que sacudirán aves y marejadas cubrirán las praderas
temido infierno en tu piel,
un espectador del crimen, de mi asesinato,
siempre me matas mirándome a los ojos
cada vez que mi muerte anuncia una despedida
no me mires a los ojos y me recuerdes que he muerto de verdad.
sin el amor propio,
pasara un deseo marchándose por la mirada
encontrada en una vasija de entierro,
su mirada muerta de juguete
entrando por los ojos
se sentirá a una lucha sin nada que ganar,
despacio se vacía las lagrimas con las ilusiones
para quedar un liquido espeso en la urna funeraria,
sobre el tiempo,
figurando abismos que sacudirán aves y marejadas cubrirán las praderas
temido infierno en tu piel,
un espectador del crimen, de mi asesinato,
siempre me matas mirándome a los ojos
cada vez que mi muerte anuncia una despedida
no me mires a los ojos y me recuerdes que he muerto de verdad.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)