Me acuerdo cuando Laura me comento que era como la peste negra, que
siempre traerla un mal a los que estaban a mi alrededor, los cercanos o
los que pasaban que no importaba era algo en mi que no era mi culpa pero
que enfermaba, cuando Caro, se fue, reborde eso mismo y creo que lo
reafirme con Mire, cuando me dijo que era la muerte, supongo existe algo
de verdad en ello, la verdad no me hago lio, no es mi culpa ni mi
intención pero es una verdadera chinga cargar con pesos que ni siquiera
sabia cargaba... Cosas que pienso mientras camino bajo la lluvia y busco
don de conseguir un piti...
martes, agosto 23, 2016
ahhhhhhhh que jodido, no puedo dormir, pasa el mosco, se escucha el
camión me desespera, ademas que de mal gusto ver la fiesta de mis
vecinos, que por cierto es aburrida, absurda y con falta de clase,
asco, con ese tipo de exhibiciones deberían poner cortinas y bajarle el
volumen a sus berridos cánticos, ah, si no tengo nada mejor que hacer
que escucharles y mirarles ademas imposible, se ve todo...
El Libro del Castellano de Coucy
La leyenda del corazón
comido, en la que un marido celoso se venga de su mujer adúltera,
dándole a comer el corazón guisado de su amante, se fijó en la
literatura cortés de la Edad Media tras una selección y asimilación de
remotas historias clásicas, convirtiéndose en un motivo favorito de los
escritores medievales.
Esta leyenda -que, con mayor o menor
regularidad y mejor o peor fortuna en su tratamiento, ha seguido
apareciendo a través de la historia de
la literatura hasta nuestros días- se integró entre 1280 y 1285 en EL
LIBRO DEL CASTELLANO DE COUCY (Anónimo) en la versión que, a partir de
entonces, ha sido relatada y citada en innumerables ocasiones.
La leyenda del 'corazón comido', tan querida por la tradición francesa,
resurgió más ligera, cuando se rumoreó que Margot de Valois (hermana
del rey Carlos IX de Francia y esposa de Enrique de Navarra, posterior
Enrique IV de Francia. 2ª mitad del s. XVI), llevaba siempre encima un
cinturón del que colgaban los corazones disecados de sus amantes muertos
(otros dicen que los guardaba en cofres junto a su cama), y que
contribuyó a su fama europea como mujer extraordinariamente hermosa: la
más hermosa de su tiempo, cosa que no confirman sus retratos.
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