viernes, marzo 18, 2011

Tal vez el paraíso sí está en el cielo


Amó las historias de antes de que existirá la oscuridad,

la noche era bella como,

frió y la lluvia eran un regalo y no maldición,

amó las noches como las de ayer...

donde lo tenebroso cobijaba con un suspiro,

me conmueve la oscuridad aunque en el fondo me asusta un poco

su verdadero poder...

aun siento melancolía en mi ¡lluvia!

tanta como en una mirada de homenaje

que lleva impresa en todo lo que yo era

la imagen de sus ojos,

para mandar mi adicción por la boca de mis abusos

a cada minuto reduce mi movilidad

recuerdo que la máscara es aquello que se usa

cuando queremos parecernos a los dioses,

si el cielo se abre y comienza a llover fuego,

cerraré los ojos,

ante la purísima noche perpetua

como si el silencio viniera a violar mi nostalgia,

mi secreto y mis tristeza...

en su lluvia perfecta,

los ángeles no bajan,

las brujas ya no bailan,

los lobos no cazan,

y mis fantasmas sin flotar,

pareciera he muerto en la ciudad.



Me arrancaron los ojos,

para que se fuera la cordura de mi tempestad

soy un despojo en la ciudad

una lluvia que no sirve de adorno,

parte orgánica en mí que se fue,

concediendo la sensibilidad de la vulnerabilidad

es esto un panal sin soldados ante el humo del incendio

la explosión de un cometa en una colisión de deseos,

bestia bicéfala que habita el corazón

para ser mujer y hombre en la piedra de la verdad

perforando mí anima

trasformada en frío, una máquina de obsesiones

medicadas con nombre de recuerdos y tatuajes puntiagudos

que blanquean los huesos

como si la vida se deslavara desde mis entrañas

para exponer la palidez de mi carne

demonizada por el polvo y los gusanos,

condena y destino

mortalidad alcanzada en la historia,

condenados a morir,

miramos el cielo esperando respuestas

para entender que la tierra nos devorara,

viviré en mi muerte

mi maravillosa vida satisfecha en la nada,

cuenta los pagos en oro y rubíes la plata robada las casas saqueadas

sin escape,

cansado del futuro que no existirá

me aferro a esta bella nostalgia roja

que no sabe mal,

es un ave oscura encerrada en la jaula de piedra sin aire ni mar,

hundida en océanos prófugos

de la noche y su paz

es ahora el cáliz del monstruo

que me sustentara.



Me roban mi amante,

una musa en vuelta en caricias falsas

susurros en el viento su silencio

se siente como el fuego que tala

una súplica de breve paz,

ignorada en el canto de gorrión crucificado

cada mañana en la montaña

arropada de niebla y sangre de musas

asesinadas en la punta de mi lengua

por palabras que fluyen en mis manos

arden como hogueras de la intuición,

el tiempo es perpetuo, es la copa del hastió

bebida en turno que se va

como un alma vacía sin cantos,

una rosa y campanas en un funeral,

no tiene la fuerza de vivir sin deseos o voluntad

es un sacrificio al tiempo para atrapar

el momento convertirlo en instante y jamás saltar

tan egoísta que juro en silencio no mover de este tormento

que levanta al hombre en su magnitud,

poder crear caminos en el destinó

sin las faltas a la vida puede como si fuese un tormento que arranca

un suspiro

desvanece la luz y envuelve en tinieblas el corazón

tal vez sea cierto en el cielo este el paraíso,

pero llamamos musa a la vida

convertida en un manto con nombre

casi plegaria

que nos cuida de esta noche maldita

que no encanta y si daña

nuestro despertar.