lunes, septiembre 19, 2016

El sol te recibe con la mejor de sus sonrisas, tienes el resto del día para corresponderle. Feliz día! un día más en este mundo te debe llenar de alegría pues eso significa que tienes algo importante por hacer y personas a quienes hacer felices
Se descalza la paciencia benévola,
irrumpe el viento en la caverna antigua
ríos de agua y azufre corren por mis venas
y la suma total de mis miedos aviva la hoguera.
¿Qué es poesía? –dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía?
¿Y tú me lo preguntas? Poesía… eres tú.
Así dictaba la primera estrofa en una poesía de Bécquer, y es qué me pregunto ¿qué es la ciudad? Pues la ciudad eres tú, los detalles, las pequeñas cosas
Será que septiembre sabe a copa aguada, a derrota en la prórroga y a beso de despedida. Será que el verano siempre se va con los zapatos en la mano y sin dejar una nota en la mesita de noche. Será lo que sea que será.
Septiembre es como quedar a cenar con una chica justo después de una apasionada relación de varios meses con la que crees que es la mujer de tu vida, una mujer que va siempre en bikini, vive en la playa y está perpetuamente morena y de juerga, bebiendo copas en el bar de la playa y moviendo la cintura al ritmo de Carlinhos Brown. O de Jimi Hendrix.
No eres tú, Septiembre. Soy yo.
Septiembre siempre acaba volviendo. Como los supervillanos archienemigos de las películas que, cuando parecen muertos y enterrados, sacan el puño enhiesto de entre la grava en la última escena, sedientos de venganza.
Así es septiembre. Siempre vuelve. Siempre tiene la última palabra. Como Darth Vader, el Joker o tu madre.