sábado, febrero 26, 2011

Me da igual

Me da igual

su veneno a trasformado

la carne de mi cuerpo

en el dulce de la flor del cerezo,

siempre puede uno contar con un asesino

para una prosa fantástica

una prolongación de montañas solitarias,

allí, en los rincones olvidados de mi mente

se forma como un túmulo el sitio perfecto,

para un breve encuentro,

con una nube de cuervos como testigos,

para demostrar que la muerte no es un olvido

pero parece ser el rastro de mi obsesión.