viernes, marzo 30, 2018

Como Tres espadas en mi corazón, se disputan mi alma sin temor, Satanas, la Muerte y el Pecado, devoran mis culpas y exigen los siglos de mi perdición, y yo les sonrió a las caras, no les tengo miedo perdición del hombre, soy salvo y digno y bien podrán pelearse mi cuerpo, esta carne que sera vencida por el gusano, y nada mas de mi tendrán, porque mi alma y mi amor ya tienen dueña.
Estoy muerto
En momentos yo no siento nada
mas que un gran enojo y desprecio
una soledad de esas que te duele el corazón
estés con quien estés
vayas a donde vayas
estoy solo y no soy parte de nada

Me quieren platicar de dolor y soledad
los arboles en la noche
las estrellas en la mañana,
yo suspiro acoplándome …
a mi nada,
tan particular
como aullido de un lobo sin manada
La sal y el vinagre son ingredientes míticos utilizados desde tiempos remotos en la Alquimia, en religiones, rituales de magia, etc.
Son elementos tradicionales de la hospitalidad en muchos países. Por ejemplo, según las Ordenanzas Militares de Carlos III, los soldados tenían derecho a exigirlos donde se alojasen.
El ritual de la sal y el vinagre se basa en una reacción entre ambos compuestos, que podríamos situar en la frontera entre la físico-química.
Es un proceso de limpieza muy antiguo, discutible si se quiere, pero que en la práctica elimina la nocividad o el maleficio en la mayoría de los casos.