sábado, abril 01, 2017

Funambulista Insomne
¿Para qué decir algo si aquí os dejo mi alma?
colgada como el sentimiento olvidado,
sigo jugando para no perderme con los muertos,
imponiendo al futuro castigo sin redención
aquí no existe regreso confortable
no vendrán a despedirme las mariposas
mis ojos no verán perros blancos viniendo por mí para llevarme a casa
tengo estos malditos hilos colgando de mi cuerpo
viejos como el tiempo y fuertes como la cadena de Fenris,
me volveré loco despierto mirando como todos duermen
mientras cuelgo mis ganas en un cable para cruzar la vida
que peligro es la noche cruel acompañada de el cigarro
o el crujir de la música triste,
y a veces ya ni siento ni escucho como la madrugada viene
porque solamente puedo ver cómo se va
así como el cauce de rio se lleva todo,
me abruma el silencio suicida que me impide dormir,
a si que invoco a los demonios hijos de la muerte
para que den paz y consuelo al cuerpo
ojala se coman la carne y con ella la maldición
quiero dejar de pasear en la cuerda floja sin red
mientras intento dormirme.
Le debo mucho a mis malos instintos. Tiendo a trasvasar mi rabia, por ejemplo. El famoso caso del cabrón que le pega una patada al perro al llegar a casa porque le ha ido mal en el trabajo o viceversa. Como me parece algo especialmente innoble, me reprimo, a medias con la voluntad, a medias con la inteligencia. Y por eso, porque estoy alerta y necesito vigilarme, termino viendo en todos los que se cruzan conmigo una maravillosa aura de inocencia, que es, por cierto, la que tienen, aunque no lo saben y se me acercan a por lo suyo. Pero yo tengo que reprimirme, de segundas, para que no se me salten las lágrimas de ternura y atenderles sin demasiadas metafísicas. Y así vamos.