martes, enero 17, 2017

Al despertar tus recuerdos vienen,
necesito abrazarte,
tocar tus manos,
escuchar tu voz...
Me haces falta.
como llegar al entendimiento de la felicidad sin antes no amar al más profundo y sincero dolor...
morir decía Peter Pan será una gran aventura, y si el joven tiene razón porque no aventurarse
Intentaré desprenderme
de lo accesorio,
de todo lo que no sea gracia,
luz o alma.
Y me frotaré muy despacio
las manos y los ojos.
Enamorarse es demorarse
en cada caricia del alma.
Enamorarse es demorarse
en los detalles de su falda.
Enamorarse es demorarse
con tu mirada en su mirada.
Enamorarse es demorarse
en cada sueño de su espalda.
Enamorarse es demorarse
con la lengua, sin decir nada.
Enamorarse es demorarse
en ella con calma en la cama.
Es para que las nubes dejen de imitar nuestros sueños
para soltar el vapor que de nuestros ojos emana,
La irreparable sombra de la pianola se traga la canción intraducible
del mañana para que podamos recordar.
Es para que el verano olvide la lluvia que desvestía nuestros anhelos,
para inaugurar las estatuas frías del recuerdo en la próxima primavera.
El mar escupe los peces y los reemplaza por suspiros geométricos y domesticables.
Es para recuperar la cáscara de nuestro corazón que hacemos girar en reversa
la maquinaria averiada de nuestra conciencia,
para que nuestros sueños no se mezclen con nuestra sangre,
para que aquellas furtivas imágenes no se desvanezcan.

M. es un hombre común a quien vemos en su vida cotidiana y deambulando por la ciudad. Pero es también “un cura reaccionario, sobreviviente de la vieja derecha”, alguien “rechazado por todos”. Podemos verlo no como individuo ni como psicólogo, sino como “un caso que ilumina contextos” La combinación de una trama ficcional más dispersiva que errática se homologa con materiales y discursos también heterogéneos.
Me enamoro de cada sombra que se topa en mi camino,
y de toda mujer que este muerta,
que belleza exquisita esta necrofilia
arte trágico del destino que ahoga
Es para que las nubes dejen de imitar nuestros sueños
para soltar el vapor que de nuestros ojos emana,
La irreparable sombra de la pianola se traga la canción intraducible
del mañana para que podamos recordar.
Es para que el verano olvide la lluvia que desvestía nuestros anhelos,
para inaugurar las estatuas frías del recuerdo en la próxima primavera.
El mar escupe los peces y los reemplaza por suspiros geométricos y domesticables.
Es para recuperar la cáscara de nuestro corazón que hacemos girar en reversa
la maquinaria averiada de nuestra conciencia,
para que nuestros sueños no se mezclen con nuestra sangre,
para que aquellas furtivas imágenes no se desvanezcan.