La memoria es errabunda,
distante infinita
delgada encerrada en un hilo de plata,
nada acontece fuera de nuestra mente,
solo adentro en un perfecto tifón
hijo de el caos primigenio,
tan parecido como mirar a dios a los ojos y morir fulminado,
es independiente a la verdad,
algo efímero que muere en cada segundo
la decisión de proveer
de todo aquello que tenga significado
en el nuevo universo,
la dolorosa certeza de que en este limbo
se ha hecho a un lado el recuerdo de una vida
para suplantarlo con la convivencia
en un extremo acto de amor.
se aparta a sí mismo
en la pérdida de la identidad
muestra de habilidad para alejarse del abuso sentimental
por lo que nuestra narración de la vida
está cimentada en el recuerdo