domingo, abril 15, 2018

La luna de sangre dibujó sobre el firmamento la imagen de tus sentidos sobre mi nuca.
El reflejo de tus manos abrigó la brisa de la noche en mi cabello.
Tuve frío y me ceñiste con cálidos susurros.
Tuve sed y me diste de beber en tu boca generosa.
Tuve hambre y me ofreciste tu cuerpo en magnífico alimento.
Tuve miedo y me sujetaste sobre los pilares del mundo.

En la cima supe de ti.
En la cima conociste de mí.
Tu nombre en mi línea de vida te hizo eterno en la lluvia que anega mis ríos.
Tu silencio compuso música que llamó a la puerta de mi afán pariendo abrazos desnudos, contornos de caricias que gimieron en el cobijo de mi cintura.
Mi noche se abrió a tu noche.
Tu carne se hizo aquelarre en el amparo de mi silueta y la sangre de la luna se derramó generosa sobre nuestro claustro de amor, inundando la cumbre de la abundancia de dos cuerpos, dos destinos... que se salvan cada día en el límite de la supervivencia.
Amor y belleza.
Liturgia de signos,
metáforas y ritmo.
Búsqueda
y acción de gracias.
Vida admirada,
esperanza del hombre.
Olas, alas, himnos.
Poesía: esencia
y sustancia del Dios vivo.
El Sábado santo es un día de luto inmenso, de silencio y de espera vigilante de la Resurrección. La Iglesia en particular recuerda el dolor, la valentía y la esperanza de la Virgen María.. Me encanta que los Ateos y Creyentes estén tan desinformados que no saben el Valor que tiene la virgen María en la Iglesia, pero sigan comprando el discurso francés revolucionario de una edad Media oscura y misogina